El número dos de JxCat, Jordi Sànchez, que había sido propuesto para ser investido presidente de la Generalitat, ha subrayado desde la prisión que descarta dejar el acta de diputado en el Parlament hasta que haya un "Govern legítimo".

Así lo ha expresado en una entrevista a 'El Independiente' antes de la decisión adoptada el pasado miércoles por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, quien prohibió a Sànchez participar en el pleno de su investidura, que tenía que celebrarse hoy y que finalmente fue desconvocado.

En la entrevista, Sànchez ha destacado que en su etapa al frente de la ANC no cometió "ningún delito", puesto que ejercitó sus "derechos ciudadanos de asociación, expresión y manifestación", por lo que se considera un "preso político" aunque lo niegue el Ejecutivo central. También ha subrayado que "ningún Gobierno ni su tribunal reconoce a sus propios presos como presos políticos. No lo hace Nicolás Maduro y tampoco Erdogan, para citar dos ejemplos actuales de sistemas políticos con apariencias institucionales y parlamentarias democráticas", ha manifestado Sànchez.

Pese a estar en prisión preventiva, el 'expresident' de la ANC ha resaltado que sigue con sus "derechos políticos intactos" y ha remarcado que no se plantea dejar el escaño "como mínimo hasta que exista un Govern legítimo en Cataluña".

EL VEHÍCULO DE LA GUARDIA CIVIL

El diputado ha dicho asimismo que "no se puede banalizar la violencia pero mucho menos relatar como violentas movilizaciones multitudinarias protagonizadas desde actitudes no violentas y cívicas". Pese a censurar el vandalismo contra los vehículos de la Guardia Civil el pasado 20 de septiembre, ha remarcado que "fueron los únicos daños producidos en una concentración que nos superó por la afluencia y que se alargó durante catorce horas de manera mayoritariamente pacífica y cívica a pesar del enojo por los registros policiales".

Aunque reconoce que fue un error subirse a un vehículo de la Guardia Civil "porque no sirvió para persuadir a los pocos manifestantes que aún quedaban para que se fueran a sus casas, y la imagen ha sido utilizada hasta la saciedad para ilustrar un relato que falsea lo ocurrido y justifica lo injustificable: la acusación de sedición y rebelión".