Con la convicción de haber echado el resto para lograr el mentado "cambio tranquilo", Patxi López cubrió ayer el particular maratón del PSE, que, para unir el pueblo natal del candidato socialista, Portugalete (Vizcaya), con Ajuria Enea, residencia del presidente del Gobierno vasco en Vitoria, dio la vuelta a Euskadi. Hubo parada en Bilbao para repartir rosas y una muy especial en Mondragón, con palabras de afecto y recuerdo a Isaías Carrasco, el exconcejal asesinado por ETA la víspera de las elecciones generales en marzo del pasado año.

En sus intervenciones del día, López siguió sin desvelar sus intenciones sobre posibles pactos de Gobierno. Se limitó a insistir en que, a partir del lunes, hablará "con todos" los partidos y dio por seguro que "el espaldarazo" que el PSE recibirá mañana en las urnas le dará fuerzas para "gobernar sin hipotecas". Con este mensaje y acompañado de los jóvenes del partido, que se encargaron de animar el viaje en autobús del candidato, López cerró la campaña en un hotel de Vitoria, capital que gobierna ahora el PSE con el apoyo del PNV.