Atoda página. La imagen del etarra Iñaki de Juana Chaos, atado de pies y manos en la cama del Hospital Doce de Octubre donde es alimentado a la fuerza tras 90 días en huelga de hambre, abrió ayer la edición digital del diario británico The Times . Instituciones Penitenciarias inició ayer una investigación.

Si impactantes son las imágenes que muestran el deterioro del etarra mientras recibe alimentación por sonda nasogástrica, escalofriantes son sus declaraciones a ese medio de comunicación. El etarra, condenado a miles de años de prisión por asesinar a 25 personas, afirma que no siente ningún tipo de remordimiento por sus actos. Tampoco asume ninguna responsabilidad por las reacciones que se pueden provocar tras su muerte por su negativa a ingerir alimento. "¿Puedes culpar al reprimido de las acciones del represor o a la violada de las acciones del violador?", se pregunta.

En esa entrevista también se queja de no poder llevar una vida normal. Por ello, pide al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que reanude el proceso de paz que suspendió tras el atentado de Barajas el pasado 30 de diciembre. "Estoy completamente de acuerdo con el proceso democrático de diálogo y negociación para resolver el conflicto político" del País Vasco con Francia y España, agrega.

La revisiónConfirma asimismo que no tiene intención de abandonar su huelga de hambre hasta que consiga "la completa libertad y el fin a los brutales ataques a la libertad de expresión que este proceso legal implica". De Juana Chaos fue condenado por la Audiencia Nacional a 12 años y 7 meses de prisión por escribir dos artículos en Gara . El pleno del Tribunal Supremo revisará esa condena el próximo lunes.

El etarra está hospitalizado desde el pasado 24 de noviembre. Desde que dejó de comer, ha perdido casi 30 kilos de peso y ha sido obligado en tres ocasiones a recibir alimentación a la fuerza. Los médicos que le atienden han recibido autorización de la Audiencia Nacional para mantenerle la sonda nasogástrica el tiempo que sea necesario, ya que les autorizan a intervenir cuando exista riesgo de lesiones irreversibles sin tener que esperar a que entre en coma.

Los registros Instituciones Penitenciarias revisaba ayer las visitas que ha recibido el etarra en el hospital en la última semana. El 31 de enero mantuvo un encuentro con escritores y músicos vascos. También recibe periódicamente la visita de su compañera sentimental, una mujer de 29 años, y de sus abogados. El preso etarra está ingresado en una zona vigilada del centro sanitario y custodiado por la policía, que cachea a todos los visitantes. Prisiones aseguró ayer que no ha autorizado el acceso a ningún periodista.