Debió de sufrir ayer Mariano Fernández Bermejo cuando vio la reacción de júbilo de la judicatura, aunque tampoco le pilló por sorpresa. No es que haya vivido engañado. En sus dos años en el cargo, ha protagonizado algunos lamentables hitos de la historia de los tribunales: el año pasado los funcionarios hicieron un paro de dos meses, el más largo nunca registrado, y el pasado día 18 los jueces se declararon por primera vez en huelga.

Las cuatro asociaciones de jueces consideraron "acertada" la "esperada" decisión de Bermejo, al que ven como "un foco continuo de problemas". A su sucesor, Francisco Caamaño, están dispuestos a darle un tiempo de cortesía, pero no mucho. "Le deseo el mayor éxito y espero que las conversaciones se reanuden pronto y que aporte otra visión de los problemas más acorde con la realidad y con lo que necesita la Administración de justicia", dijo José Antonio Ballesteros, presidente de la Asociación Profesional de la Magistratura.

En estos dos años, los jueces se han sentido desprotegidos en varias ocasiones. El momento más flagrante, según los afectados, se dio con el caso Mari Luz. El "error judicial" de Rafael Tirado en el dosier de la niña de Huelva y la sanción de 1.500 euros supuso el cisma definitivo entre el Gobierno y la judicatura.

El portavoz de Jueces para la Democracia, Miguel Angel Jimeno, reconoció que la situación era "políticamente bastante tensa", por lo que la dimisión "encajaba dentro de las posibilidades". No obstante, se mostró sorprendido con que, finalmente, se haya dado "más importancia" al asunto de la cacería en la que Bermejo coincidió con el juez Baltasar Garzón, y para la que no tenía licencia, que a la situación de la Administración.

Los jueces decanos de Badajoz y Cáceres, Emilio García Cancho y Joaquín González Casso, se muestran, por su parte, satisfechos con la dimisión de Bermejo asegurando el primero que "se abre una nueva etapa de diálogo" y que "no era un interlocutor válido", según el segundo.

García Cancho señaló a Europa Press que, "desde el punto de vista personal y humano no es agradable que una persona pase por una situación como la que le corresponde al señor ministro", pero desde el punto de vista profesional, espera que "se abra una nueva etapa de diálogo". Mientras, González Casso expresó su deseo de que "lo primero que haga" el nuevo ministro sea "convocar a las asociaciones.