"He decidido plantarme y oponerme a la utilización de los presos para justificar la continuidad de la lucha armada". Este es el mensaje que Luis María Lizarralde, Beltza, envió al director de la cárcel de Burgos el 12 de enero, dos días después de que ETA hiciera público su comunicado. Para el juez de vigilancia penitenciaria, José Luis de Castro, estas palabras demuestran que su "desvinculación" con ETA "es real" y por ello accede a que salga de la cárcel de lunes a viernes.

Lizarralde fue condenado a más de 30 años de prisión por dos asesinatos, un asesinato frustrado y coacciones; saldará sus cuentas con la justicia en mayo del 2022. En su carta al director del penal de Burgos, también denuncia que "algunos compañeros" de la cárcel y de su pueblo le "hacen el vacío" y que ha decidido renunciar a los abogados del colectivo de presos.

Por otra parte, el integrante del comando Mikelatas Patxi Uranga aseguró ayer en la Audiencia Nacional que el sobre que dejó en un bar a una supuesta colaboradora no tenía indicaciones para contactar con ETA, sino unas entradas para ir a fútbol.