Como el Tribunal Supremo no es un juzgado de instrucción, el magistrado Pablo Llarena puede dedicarle las 24 horas del día al único procedimiento que tiene entre manos: la causa abierta por rebelión, sedición y malversación contra los líderes independentistas catalanes. Este jueves, mientras tomaba declaración al expresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez, se conoció una providencia en la que anunciaba nuevas líneas de investigación. Entre ellas, destaca la orden dada a la Guardia Civil para investigar las cuentas de la Delegació del Govern ante la Unió Europea, con sede en Bruselas, y en concreto tres transferencias, dos de ellas al centro The Hague Centre for Strategic Studies, que envió observadores al 1-O.

El magistrado pide determinar la relación de estas transferencias, realizadas desde la cuenta en el BBVA de Bruselas de la delegación catalana entre el 21 de septiembre y el 10 de octubre del año pasado, con lo previsto en la Orden de la Comisión de Asuntos Económicos del Ministerio de Hacienda, de 15 de septiembre, por la que se acordaba el control de los gastos catalanes. En concreto, solicita que se identifique el «ordenante y destinatario, el concepto en que se realizaron y el destino actual» de 58.250 y 61.450 euros, transferidos a The Hague Centre for Strategic Studies. La tercera transferencia, por importe de 20.000 euros, se dirigió a la Delegación del Govern en Croacia, señala la providencia.

El juez también ha reclamado al Juzgado de Instrucción número 13 varias pruebas, como la agenda intervenida en el domicilio del número dos de Economía, Josep Maria Jové, y varias conversaciones reflejadas por la Guardia Civil en sus informes. Entre ellas figura la que Jové mantuvo el 7 de agosto con el empresario Oriol Soler, quien se reunió con Julian Assange en Londres dos días después de verse con el expresidente Carles Puigdemont en su autoexilio en Bruselas. En ella, Soler le anuncia detalles del encuentro que había mantenido con los líderes soberanistas Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.

Otra es la llamada que Carles Viver Pi-Sunyer hizo a Margalida Gil, esposa del exconsejero de Interior Jordi Jané, en la que dice que «limpió» el ordenador.