La Audiencia de Castellón juzga desde el martes al empresario Vicente Vilar por la violación de su exesposa, Montserrat Vives. Las desavenencias de la pareja resultaron decisivas para que Vilar se lanzara a denunciar sus tratos con el líder del PP de Castellón.

El llamado caso Fabra estalló el 18 de diciembre del 2003 con dos querellas en las que Vilar declaró que había pagado al presidente de la Diputación de Castellón para que influyera ante el Gobierno de Aznar en la autorización para fabricar plaguicidas agrarios. Vilar aportó pruebas y mostró algunas a los medios de comunicación. Desde entonces, Fabra está imputado por presunta corrupción.

DETECTIVES "Fabra quiso quitarme a mi mujer y a mi empresa". Así explica Vilar su decisión de denunciar al político. Lo que entre 1999 y el 2002 había sido una amistad entre dos matrimonios comenzó a quebrarse cuando Montserrat Vives pidió la separación. Vilar la vigiló con detectives y comenzó a sospechar que Fabra la estaba utilizando para apartarlo del negocio.

Según la declaración de todos los implicados, el 12 de abril del 2003 Vives visita al matrimonio Fabra para pedir ayuda económica porque Vilar la ha dejado sin dinero. Le entregan 3.000 euros y una tarjeta de crédito. Por la noche Vilar acude al piso de su exmujer en Castellón y, según esta, la golpea, viola y lleva a la fuerza hasta la fábrica de pesticidas en Artana. A la mañana siguiente consigue escapar y denuncia a su exmarido en el cuartel de la Guardia Civil. Tanto el parte médico de Artana como el del Hospital de La Plana no hallan evidencias de la agresión sexual, solo "una pequeña lesión en un ojo". Sin embargo un reconocimiento forense, dos días después, indica daños en la nariz, el cuello y la parte interior de la pierna.

La fiscal pide 9 años y 9 meses de prisión para Vilar por violación, detención ilegal y robo de los 3.000 euros y la tarjeta. El empresario dice que "todo fue un complot" de Fabra.