Casi a la vez que el Parlamento vasco aprobaba, con los votos del tripartito (PNV, EA, EB) y Aralar (escisión de Batasuna), una declaración de condena contra los actos de violencia callejera que tuvieron lugar en mayo, varios encapuchados quemaron contenedores en Getxo (Vizcaya). Poco antes, el dirigente de Batasuna Pernando Barrena consideró una "lástima" que se produzcan actos violentos, los enmarcó dentro de una "respuesta" a "la represión", es decir, las últimas detenciones, y dijo que "deberán desaparecer a la mayor brevedad posible".

Tras la operación policial contra la red de extorsión de ETA, que el martes se saldó con 12 arrestos en Euskadi y el País Vasco francés, se han multiplicado los episodios de violencia callejera. El primero tuvo lugar la noche del miércoles, cuando hubo un ataque con cócteles molotov a un concesionario de automóviles en Vitoria. El jueves, los radicales se prodigaron con el lanzamiento de botellas de pintura contra una sede del Partido Socialista de Navarra, en Burlada. También incendiaron el cajero automático de una oficina del BBVA en Vitoria, y atacaron los locales de Correos en la calle Tejería, en San Sebastián.

El colofón llegó a primera hora de la tarde de ayer en la localidad vizcaína de Getxo, donde encapuchados cruzaron contenedores de basura, prendiéndoles fuego. En este municipio, los violentos han actuado ya varias veces a plena luz del día.

DIFICULTA EL DIALOGO El Gobierno vasco advirtió en una nota oficial que quien recurre a la violencia, "tenga esta la intensidad que tenga", se coloca "en contra del proceso de paz". El Ejecutivo apuntó que la kale borroka dificulta el diálogo entre los partidos y retrasa que los vascos "decidan democráticamente" su futuro.

La resolución aprobada por el Parlamento expresó el rechazo a "todas las expresiones de violencia", pero especialmente a la kale borroka . Además, confirmó la apuesta de la Cámara a favor del "diálogo y el acuerdo".