No es la primera vez que ETA tiene en el punto de mira a las obras públicas. Hay dos grandes precedentes: la construcción de la nuclear de Lemoniz y la de la autovía de Leizaran. En ambos casos, ETA desarrolló una campaña de sabotajes, amenazas y hasta asesinatos. En el primero de los casos, logró su cometido y la central nunca llegó a funcionar. En cuanto a la carretera que une Navarra y Guipúzcoa, consiguieron la modificación del trazado.

Impulsada por Iberduero, la actual Iberdrola, la nuclear sufrió 246 actos de terrorismo en poco tiempo. En enero de 1977, ETA puso en marcha una campaña contra Lemoniz (Vizcaya). La banda asesinó a dos ingenieros, José María Ryan (1981) y Angel Pascual (1982). Este último era, además, el director de la central nuclear. Además, acabó con la vida de otras tres personas vinculadas a las obras.

Varios años después, las obras de la autovía de Leizaran se convirtieron en objetivo de ETA. Desde octubre de 1989, cuando la banda terrorista envía la primera amenaza, hasta mayo de 1995, momento en el que se inaugura la vía con modificaciones, se cometen 177 atentados contra las empresas que realizan los trabajos. Además, hubo cuatro víctimas mortales, dos empresarios y dos policías.

Igual que ocurre ahora con el AVE, los detractores de Lemoniz y Leizaran esgrimieron inicialmente razones medioambientales. En el primer caso, la oposición pretendía incluirse dentro del movimiento contra la energía nuclear. En el segundo, aseguraron que el valle por el que estaba proyectada la carretera era de alto valor ecológico.