La estrategia de acoso y derribo al entorno de ETA de Patxi López ha descolocado al PNV, que atacó el lunes al Gobierno vasco. El lendakari censuró ayer las duras acusaciones de los peneuvistas a cuenta de los graves incidentes provocados por decenas de encapuchados la madrugada del domingo en Lekeitio (Vizcaya). La agrupación local del partido aseguró que los actos vandálicos tienen su caldo de cultivo en la política de "tolerancia cero" con los violentos. Para el lendakari, el PNV vuelve a las andadas de la equidistancia. "No es de recibo que se vuelva a jugar con el reparto de responsabilidades", alertó López, quien dejó entrever su cansancio ante la polémica. Ayer mismo, el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, reconocía el "desacuerdo" de su partido con la forma en que el Gobierno socialista gestiona la retirada de los espacios públicos de carteles y fotos de apoyo a ETA. Dijo que el efecto de esa política es "contraproducente" porque anima a los radicales a endurecer sus respuestas, y sugirió que las actuaciones policiales provocan "daños colaterales", como los desmanes de Lekeitio.

Esta apelación a evitar determinadas intervenciones o, casi, a mirar hacia otro lado para no enfadar a los violentos, fue matizada por el presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar. Dijo que "los únicos culpables" de los altercados son sus causantes, pero reclamó "inteligencia" para no generar "mayor daño que el que se va a reparar".

El juez puso ayer en libertad provisional a los ocho detenidos durante los incidentes de Lekeitio y el ayuntamiento valoró en 60.000 euros los daños causados.

DOS AÑOS MAS DE PRISION Mientras, la Audiencia Nacional ha prorrogado dos años el encarcelamiento de Joseba Permach, Joseba Alvarez y Juan Cruz Aldasoro, exdirigentes de Batasuna acusados de integración en organización terrorista. Los magistrados aprecian un riesgo de reiteración delictiva y de fuga.