Una asociación memorialista de León está intentando identificar y recoger los datos correctos de 1.873 republicanos que fueron asesinados por el bando franquista entre 1936 y 1939 en esa ciudad. A cada uno se le honrará con una placa personalizada con sus datos, y todos ellos formarán una gran capilla laica, un monumento sin precedentes en España que se inaugurará, según las previsiones, el próximo otoño en el cementerio de León.

El ayuntamiento, la Asociación de Estudios sobre la Represión en León (AERLE) y el Foro por la Memoria concluyeron en mayo el censo de la fosa común del cementerio de León, con un número de víctimas de la guerra y el franquismo superior a 1.600. Desde ese momento, la lista de represaliados está expuesta a correcciones por parte de los familiares de las víctimas en la web capillalaica.wordpress.com.

En cada placa figurará, además del nombre y los apellidos del fusilado, su edad, su origen y la fecha de su muerte. El silencio y la opresión impuestos por el régimen franquista motivaron que los datos de muchos republicanos se perdieran.

Enrique Tarragó, hijo de uno de los represaliados, ha servido de altavoz en Cataluña --de donde procedían muchas de las víctimas-- de esta búsqueda. Su progenitor combatió en el frente catalán hasta la caída de la capital, en enero de 1939. Con 29 años, fue trasladado a León, donde sería asesinado a finales de febrero. "Les enviaban al punto más lejano posible", afirma Tarragó. Por eso, con Aragón y Cataluña en manos de los franquistas, León fue el punto de destino de muchos republicanos.

Aquellos que habían militado en partidos y sindicatos izquierdistas o republicanos sufrieron el escarnio de ser paseados por la ciudad hasta el lugar de su ejecución. Según la presidenta de AERLE, Encina Cendón, no fueron inscritos en ningún registro, por lo que su destino fue una incógnita para los familiares durante mucho tiempo.