El idilio entre el PSOE y ERC se esfumó la noche de enero en que José Luis Rodríguez Zapatero y Artur Mas pactaron el Estatuto catalán, pero por lo menos ha acabado en un divorcio pactado. Los dos años de colaboración entre el PSOE y ERC culminarán hoy en el Congreso con la votación de la ley de dependencia, negociada por ambos junto a IU-ICV. Será, según fuentes republicanas, el último gran acuerdo del bloque de izquierdas que brindó la investidura a Zapatero. Al menos, hasta que las elecciones catalanas dibujen en otoño el nuevo mapa de alianzas.

Los dirigentes de ERC no ocultan que, hasta que se aclare el panorama político en Cataluña, difícilmente sellarán nuevos acuerdos con el PSOE en el Congreso. Su voluntad es reeditar el tripartito y retomar la colaboración con el Gobierno de Zapatero.

Tal vez solo sea un hasta luego, pero esta separación se escenificará en otoño con la retirada del apoyo republicano a los presupuestos del Estado. Persuadida de que otro pacto con el PSOE le desgastaría en las urnas --pues restaría legitimidad a sus críticas a Zapatero por los recortes del Estatuto--, ERC se dispone a rechazar las cuentas del 2007.

ENMIENDA DE TOTALIDAD Aunque se finjan dispuestos a dialogar, los republicanos admiten que, perdida la condición de "socios preferentes" de Zapatero, presentarán una enmienda de totalidad al presupuesto, lo que abocará al Gobierno a pactar el proyecto con CiU y PNV. ERC no quiere ejercer de comparsa de una negociación en la que, vaticinan, CiU "pondrá las cosas fáciles" a los socialistas para facilitar futuras alianzas en Cataluña. Víctima inocente, IU-ICV ya empieza a resignarse a volver a las trincheras.

Pero lo cierto es que el paulatino distanciamiento entre el PSOE y ERC a raíz del Estatuto no ha acarreado, por ahora, una ruptura de relaciones, como demostrará hoy el apoyo de los republicanos a la ley de dependencia.