A la izquierda aberzale le espera un espinoso camino si quiere volver al juego democrático. Con la ley de partidos en la mano y asumiendo la reforma de la ley electoral que el PSOE y el PP están tramitando en las Cortes, los herederos de Batasuna van a tener que demostrar con muchos hechos su voluntad de separarse de ETA. Aunque tienen hasta tres andenes para tomar el tren de las elecciones municipales del 2011, el precio de todos los billetes es caro.

La primera vía contempla la posibilidad de Batasuna de registrar un nuevo partido. En este caso, la ley de partidos compete al Ministerio del Interior y a la fiscalía a anular la candidatura si se le considera "continuación o sucesión" de un partido ilegalizado. Para demostrar la relación entre ambos partidos, la justicia se fija en su estructura, en los miembros y en si condenan o no la violencia. Paradójicamente, la condena de la violencia no está estipulada en la ley de partidos como condición para ser legal.

Pero si el Gobierno y la fiscalía creen insuficiente el cumplimiento de todas las exigencias pueden exigir un pronunciamiento en contra de ETA. E incluso cualquier acusación particular personada en las diligencias del sumario de Batasuna puede recurrir al Código Penal: el artículo 520 les faculta para pedir la suspensión.

Una segunda vía sería que Batasuna se presentara a través de agrupaciones de electores. Aunque parece abocada al fracaso, ya que la ley electoral permite al Ejecutivo y a la fiscalía interponer un recurso si entienden que una lista es heredera de otra disuelta. Aún quedaría una tercera vía: Batasuna podría infiltrar candidatos en listas legales, como las de EA. Una opción inédita que obligaría a la justicia a identificar uno por uno a los miembros de la candidatura.

TOLERANCIA CERO A la espera de acontecimientos, el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, presumió ayer de que se está "ganando la batalla" a ETA. Así, informó ayer en el Parlamento vasco --en respuesta al diputado de Aralar Mikel Basabe-- de que el Gobierno vasco ha retirado, entre junio y septiembre, un 35% de carteles, pintadas y fotos alusivas a etarras.