El tramo final para la liberación de los tres secuestrados españoles por Al Qaeda se desarrollará en el desierto de la región del Sahel después de que se materialice en las próximas horas el canje del rehén francés en manos de la misma banda, Pierre Camatte, de 61 años, por los cuatro salafistas excarcelados ayer. La cita fue concertada con discreción entre los mediadores y los secuestradores del ciudadano francés, capturado el pasado 25 de noviembre, y se localizará en un punto de la vasta región desértica al norte de Malí donde también permanecen retenidos los cooperantes catalanes Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez desde hace tres meses.

A ese mismo enclave llegarán los cuatro islamistas que el presidente de Malí mandó excarcelar ayer para salvar la vida de Camatte. Los yihadistas van hacia el norte de la región de Gao para volver a la retaguardia desértica del grupo terrorista.

Tras el canje del francés, el siguiente paso será "ultimar los detalles" --explican fuentes de los negociadores-- para sacar del cautiverio a los voluntarios catalanes. Los tiempos marcados por Al Qaeda "son escalonados". Notables árabes del norte del Malí que mantienen contacto directo con el negociador de los activistas, Iyad Ag Ghoyi, insisten en que los cooperantes "están fuera de peligro, solo hay que ser pacientes". El presidente de Malí, Amadou Toumani Touré, confía en ofrecer "noticias muy positivas en los próximos días".

CRITICAS DE MAURITANIA La "inminente" resolución del rapto de Camatte derivó ayer en una crisis diplomática entre Malí y Mauritania, que llamó a consultas a su embajador en Bamako. El Ministerio mauritano de Exteriores calificó de sorprendente" la decisión de "devolver a un grupo terrorista a un mauritano reclamado por la justicia de este país", Beid Ould Napha.

Por su parte, el presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, reclamó sin éxito a la justicia maliense a sus dos ciudadanos radicales, Mohamed Ben Alí y Tayed Naid, acusados de participar en diversos atentados en suelo argelino en el 2006.