Una hora después de que Pasqual Maragall informara que había aceptado la dimisión de Josep Lluís Carod-Rovira como consejero jefe, el líder republicano anunciaba su decisión de encabezar la lista de ERC al Congreso de los Diputados, convirtiendo así el 14-M en un plebiscito de su diálogo con ETA. "Es el pueblo de Cataluña quien tiene que decidir si hice bien o no al hablar con ETA", proclamó.

El líder de ERC convirtió la comparecencia en su primer mitin electoral. Defendió a capa y espada su apuesta por "la paz" y destacó que si habló con ETA fue porque no quiere "más víctimas ni más atentados". Aunque lamentó que su reunión con ETA haya afectado al tripartito, advirtió: "No reniego, ni renuncio, ni pido perdón por mis convicciones".

Carod denunció la "hipocresía permanente" del PP y del PSOE, que ahora se rasgan las vestiduras cuando "en su momento también se reunieron con ETA" y lanzó un duro alegato contra los populares. Acusó al PP de "no tener un interés real" en acabar con la violencia, de buscar un rendimiento electoral mediante "el chantaje, las amenazas y las presiones" y de instigar la crisis del tripartito.

En declaraciones a este diario, el líder republicano mostró su convicción de que la noticia la filtró el CNI, aunque no descartó que "algunos sectores de ETA estén interesados también en que esta noticia se conozca". También lanzó una advertencia al PP: "No conseguirán acabar con el Gobierno tripartito".

Por la noche, durante una entrevista en la televisión autonómica catalana, Carod-Rovira negó que el encuentro con los dirigentes de ETA se hubiera celebrado en Perpiñán, como informó el diario Abc . Negó también que hubiera acudido a la cita en coche oficial --"soy de izquierdas, pero no estúpido", declaró-- y que en aquel momento, el 3 o el 4 de enero, fuera presidente en funciones porque Pasqual Maragall estaba en el extranjero.