El Rey animó a los los españoles a superar sus "tensiones y divisiones" sobre la base del respeto a los principios que inspiran la Constitución, sin que las diferencias ideológicas resten energías al logro de los necesarios consensos, y a trabajar para que "la honradez sea regla inexcusable de conducta".

También apeló a la necesidad de que todos sirvan "al interés general", para lo que, según advirtió, hace falta actuar con generosidad" y aplicar la fuerza de la unidad, del diálogo y del compromiso, en el marco del respeto a aplicar "mucho sentido de Estado, tanto a la hora de gobernar como de ejercer la oposición".