El guión del espectáculo de ayer estuvo a la altura de la importancia que Batasuna quería conferir al acto. Después de varios mítines y manifestaciones en los que la escasa participación venía reflejando los tiempos de vacas flacas y resignación que atraviesa la izquierda aberzale, las cabezas pensantes debieron concluir que la militancia requería ración triple de triunfalismo y confianza en el proyecto independentista. Los simpatizantes respondieron y acudieron al acto en masa para abarrotar un recinto que en Euskadi es considerado un "termómetro político" para medir la capacidad de convocatoria.

Las actuaciones musicales y demás iniciativas efectistas acapararon las dos primeras horas de la cita, a la espera de la intervención final de Arnaldo Otegi. Vídeos proyectados en una pantalla gigante, cantos, bailes y representaciones teatrales se fueron sucediendo. Uno de los mayores aplausos se los llevó la reunificación de Euskal Herria, escenificada a través de siete grupos de bailarines (uno por cada territorio) que desde siete puntos diferentes de la grada convergieron en el escenario, donde les aguardaba una gran ikurriña. Los asistentes respondieron enfervorizados con gritos de "independencia" y vivas a ETA.

Las dificultades económicas que sufre Batasuna desde su ilegalización se vieron reflejadas en abundantes demandas de colaboraciones. En cada uno de los 10.000 asientos del recinto (no más de 15.000, como dijo Joseba Permach presa de la euforia) había tres documentos: la propuesta íntegra de Batasuna, un formulario para aportar dinero mensualmente a la formación, y una hoja con las canciones que se iban a interpretar, como las que se utilizan en una iglesia, salvo que los temas invitaban a "luchar" y a "entregar la sangre" por Euskal Herria.

Aplausos para Idigoras

El momento más emotivo lo protagonizó Jon Idigoras, que apareció junto a Itziar Aizpurua, otra histórica dirigente. Si ésta, con un discurso incendiario, fue quien mejor enalteció los ánimos de los asistentes, Idigoras se llevó la ovación cuando con serias dificultades para andar y mantenerse en pie, subió al escenario.

Silbidos a Franco y al Rey

En los vídeos, el atentado contra Carrero Blanco, las apariciones de etarras encapuchados y las imágenes de acciones terroristas fueron las más aclamadas, mientras que, por el contrario, las apariciones de Franco, el Rey o de cualquier dirigente ajeno a Batasuna suscitaban silbidos y abucheos, aunque en distintos grados. Salieron mejor parados Xabier Arzalluz, Carlos Garaikoetxea y Alfonso Guerra.