Patxi López prometió ayer su cargo como nuevo lendakari de Euskadi entre la palpable emoción de sus compañeros socialistas y la hostilidad del PNV, que deja el Gobierno vasco después de presidirlo durante 30 años. El acto solemne, que tuvo lugar en la Casa de Juntas de Gernika, se atuvo a las pautas que marca la tradición, pero con algunos mensajes de cambio que quisieron subrayar el inicio de la nueva etapa.

El primer detalle, y más evidente, fue que se invirtieron los tiempos de la ceremonia. Si hasta ahora el lendakari electo empezaba por la parte más simbólica y conectada con la historia, como el juramente bajo el árbol, para adentrarse después en la parte más estrictamente legal, López comenzó por la segunda. Esto es, lo primero que hizo fue asumir el cargo prometiendo cumplir sus "obligaciones" con lealtad a la Corona, al Estatuto de Gernika y a las leyes vigentes.

En ese momento, Juan José Ibarretxe entregó a López la makila , el simbólico bastón de mando que confirmaba el traspaso de poder. Todos los asistentes al acto se pusieron en pie --salvo los parlamentarios de Aralar--, y aplaudieron, con la excepción en este caso de los representantes del nacionalismo vasco.

FORMULA LAICA Tampoco hubo emoción entre los peneuvistas cuando López estrenó su fórmula laica de promesa bajo el árbol de Gernika y con la mano sobre un ejemplar del Estatuto elaborado expresamente para la ocasión por el artista José Ibarrola.

En cambio, los dirigentes del PSE no ocultaron sus sentimientos cuando el nuevo lendakari modernizó la promesa. Ya estaba anunciada su intención de no mencionar a Dios, pero además sustituyó "pueblo vasco" por "ciudadanía vasca" y añadió que desempeñará fielmente el cargo desde "el respeto a la ley".

La eliminación de la referencia al pueblo vasco no agradó en absoluto a los nacionalistas. De hecho, apenas concluido el ritual abandonaron con urgencia la Casa de Juntas.

El gesto frío del PNV, que cumplió con el estricto respeto institucional, se había ido anunciando desde la víspera, cuando el presidente del partido Iñigo Urkullu confirmó su asistencia a un acto organizado por la Fundación Sabino Arana en Bilbao para la mañana de ayer.

A su ausencia de Gernika, por primera vez durante un acto de tal empaque, se unió su advertencia a López sobre el papel vigilante que a partir de ahora desempeñará el PNV para que el Gobierno socialista no cometa ningún "desmán". Avisó igualmente de que su partido no será "cómplice" del acuerdo que ha alcanzado el PSE con el PP, aunque quiso tranquilizar asegurando que su oposición será "responsable".

APOYO DEL GOBIERNO La manifiesta hostilidad de los peneuvistas se vio compensada con la presencia de tres miembros del Gobierno de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, Cristina Garmendia y Manuel Chaves, quien aprovechó para anunciar que pronto se pondrá a trabajar con el nuevo Ejecutivo para fijar un calendario de traspasos.

Acudieron los presidentes de Aragón, Asturias, las dos Castillas y La Rioja, y miembros de las asociaciones de víctimas, como Maite Pagazaurtundua.

López no les dedicó un discurso. Dijo que no era el día. Pero antes de cerrar la ceremonia leyó dos poemas, uno del vasco y premio Nacional de Literatura Kirmen Uribe y otro de la premio Nobel polaca Wislawa Szymborska.