El lendakari Patxi López acudió ayer a Palma de Mallorca, el lugar donde los etarras han cometido su última fechoría, acompañado de una delegación de políticos vascos. Su primer objetivo: dar el pésame a las familias de las víctimas de ETA y transmitir su respaldo a la Guardia Civil. El segundo, dejar constancia visual de que son los elegidos por las urnas, y no los terroristas, los que pueden presumir de hablar o actuar en nombre de su tierra.

El gesto del socialista López no ha pasado desapercibido, dado que, hasta su llegada al poder, no era habitual que el lendakari saliera de las fronteras del País Vasco para rendir tributo a los muertos de ETA. Y tampoco era costumbre que la dirección del PP alabase la actitud del máximo responsable del gobierno vasco, como ayer hizo el vicesecretario de comunicación del PP, Esteban González Pons. "De todo lo que pasa hoy por ayer, la metáfora mayor de unidad es el lendakari suspendiendo sus vacaciones", señaló. Tras guardar cinco minutos de silencio junto a su delegación y otras autoridades desplazadas a la isla, López se explicó. "Quería y tenía que estar, porque quería estar con las familias de Carlos Sáenz de Tejada y de Diego Salvá Lezaun para transmitir nuestra cercanía y apoyo. También a sus compañeros de la Guardia Civil". Otro vasco, líder del PP en Euskadi, Antonio Basagoiti, afirmó que "lamento que la bomba no les haya explotado a los terroristas cuando la transportaban. Esos no son vascos, son mierda".

El asesinato de los agentes ha permitido ver, por segunda vez en la legislatura, al presidente del Gobierno y al jefe de la oposición llegar juntos, en el avión presidencial, a un lugar marcado por la sinrazón de ETA. Y juntos acudir a la capilla ardiente.

Por su parte, el PNV celebró ayer el 114º aniversario de su fundación marcando distancias con ETA. Los principales líderes peneuvistas difundieron en diversos medios el mismo mensaje: pese a quienes ligan el origen de ETA con una escisión del PNV, la organización nacionalista reniega de cualquier vínculo.