Las autoridades bielorrusas exigieron ayer a la UE y a EEUU que dejen de "interferir en los asuntos internos" de esta antigua república soviética. Esta ha sido la respuesta oficiosa a la petición de Occidente de liberar al líder de la oposición Aleksandr Kozulin, detenido el sábado por la policía junto a otros opositores que participaron en las recientes protestas por los resultados de las presidenciales del pasado 19 de marzo.

Una nota oficial del Ministerio de Exteriores acusó a la UE y EEUU de instigar "la histeria antibielorrusa" mediante su apoyo a las manifestaciones de la oposición y las críticas del régimen autoritario del presidente Alexandr Lukashenko. "¡Cesen sus intentos de desestabilizar la situación desde el exterior!", avisó el comunicado.

La UE y EEUU han anunciado que impondrán sanciones a Minsk por la falsificación de los resultados electorales, que dieron la victoria a Lukashenko con el 83% de los votos, y por la represión violenta de las protestas de la semana pasada. Las autoridades acusan a Kozulin de instigar a sus seguidores a un golpe de Estado, llamando a los manifestantes a "derrocar por la fuerza el poder legítimo". El líder opositor podría ser condenado a seis meses de prisión o a tres años de libertad condicional.