Jamilah asistió ayer a la primera jornada del juicio. Es la madre de una de las víctimas. Su hija, una niña de 13 años, perdió la vida en la masacre de la capital. Pero la fecha del 11 de marzo del 2004 marcó todavía más, si cabe, el calvario que ha vivido esta mujer de origen marroquí que hace 14 años obtuvo la nacionalidad española. Su esposo, Abdeneri Esebar, con el que se casó en Marruecos dos días después de conocerse, fue uno de los primeros imputados en el sumario de los atentados. Así pues, en su momento, pudo ostentar la doble condición de víctima y verdugo. Pero Esebar finalmente no fue procesado por las bombas de Madrid. Actualmente permanece en prisión por su relación con uno de los procesados, Mohamed Larbi ben Sellam, considerado autor de un delito de inducción por enviar muyahidines a Irak dispuestos a inmolarse.

COMPENSACION ECONOMICA Su condición de preso islamista no fue óbice, sin embargo, para que decidiera reclamar una compensación. Y lo hizo precisamente como perjudicado por la muerte de su hijastra en uno de los trenes. El juez denegó su solicitud. Juan del Olmo se opuso, aduciendo que la indemnización solo correspondía al familiar más directo. En este caso, Jamilah.