Miles de personas participaron ayer en la manifestación convocada en San Sebastián por un grupo de ciudadanos donostiarras bajo el lema "Euskal Herria tiene la palabra y la decisión", a la que asistieron destacados dirigentes de Batasuna, con Arnaldo Otegi a la cabeza. Los lemas coreados y las pancartas se ajustaban a las exigencias marcadas por el juez Baltasar Garzón para permitir el acto, es decir, que la organización ilegalizada no fuera visible. La marcha se desarrolló sin incidentes, salvo unos momentos de tensión vividos al inicio entre los manifestantes y la Ertzaintza, que momentáneamente impidieron el inicio del recorrido.

La presencia de dirigentes de Batasuna no acaparó protagonismo. Arnaldo Otegi, Pernado Barrena, el secretario general de LAB Rafa Díez o el histórico dirigente de ETA Antxon Etxebeste, visibles en los instantes previos, se diluyeron rápidamente entre los miles de personas y se ubicaron en las últimas posiciones. Tampoco en el acto final fueron invitados a tomar la palabra, ya que fue uno de los convocantes quien leyó un manifiesto en el que reivindicó el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro.

LIBANO Y PALESTINA Los participantes se dispersaron sin mayores problemas tras entonar el Eusko gudariak , el himno al soldado vasco. La movilización fue secundada por varios miles de personas, superando claramente en asistencia a las que ha celebrado en los últimos años Batasuna en la capital guipuzcoana.

Seis chicas portaban en cabeza, además de la ikurriña , las banderas del Líbano y Palestina. No hubo más pancartas que la que llevaban los convocantes, con el lema a favor del derecho de autodeterminación. Tampoco se exhibieron enseñas ni se corearon gritos, que contravinieran el auto emitido el sábado por Garzón, que ordenaba a la Ertzaintza estar pendiente por si algo indicaba que Batasuna estaba tras la convocatoria. Las frases más coreadas reclamaban la independencia y el acercamiento de los presos de ETA a Euskadi, mientras que los insultos estuvieron dirigidos a la Ertzaintza.

INCIDENTE Cuando los manifestantes aguardaban el inicio, se produjo un incidente en la cabeza que a punto estuvo de derivar en enfrentamiento. Un cordón formado por apenas una decena de agentes de la Ertzaintza bloqueaba el paso a miles de personas en la calle de Hernani.

El nerviosismo se disparó entre los simpatizantes de la izquierda aberzale, que comenzaron a corear gritos a favor de la independencia y contra la Ertzaintza. El cordón policial apenas podía contener la avalancha, sin que en esos momentos se supiera el por qué del bloqueo de los ertzainas, toda vez que se trataba de un acto que disfrutaba de todas las autorizaciones. Las personas de seguridad de la propia organización se afanaron en contener a los más exaltados , que se encaraban con los agentes.

Tras unos minutos en los que parecía inminente una carga policial o el asalto a las furgonetas de la Ertzaintza, un responsable de este cuerpo se dirigió a la convocante María Jesús Agirre, y a un exconcejal de Batasuna en San Sebastián, Josetxo Ibazeta, para informarles de que no podía autorizar el inicio porque tenía órdenes superiores de retenerla hasta recibir una autorización expresa. Instantes después recibió la luz verde y los agentes corrieron a refugiarse en las furgonetas entre gritos y golpes en los vehículos.