Manuel Fraga reabrió ayer la caja de los truenos de la reforma constitucional. De visita a Uruguay, el presidente de la Xunta de Galicia defendió la "unidad de España" y la "integridad" de la Carta Magna, pero abogó por que ésta "se enmiende por consenso con frecuencia". Propuesta que choca frontalmente con la radical negativa del jefe del Ejecutivo, José María Aznar, y de su sucesor en el PP, Mariano Rajoy, a acometer cualquier reforma de la Constitución, especialmente a raíz del plan Ibarretxe.

Fraga reavivó de este modo una polémica interna que cíclicamente sacude al Partido Popular sin que la dirección acierte a zanjarla. El presidente-fundador, principal bastión autonómico de los conservadores tras sus 14 años al frente de la Xunta, se ha desmarcado varias veces del discurso oficial del PP, basado en la férrea defensa de la Carta Magna y de los diversos estatutos de autonomía. La última, el pasado 8 de octubre, tras firmar la Declaración de Gredos en favor de la Constitución.

Si entonces Fraga propuso afrontar "sin complejos" la modificación del texto constitucional, ayer, en Montevideo, declaró llegado el momento de "empezar a desdramatizar" el debate sobre esta reforma. El mandatario gallego no podrá pretextar que todo fue un desliz fruto de la improvisación, pues formuló su propuesta en el marco de una conferencia en la Universidad Católica del Uruguay Dámaso Larrañaga, que le concedió su medalla de oro.

Defendió Fraga que es necesario "proponer y sopesar bien muchas reformas constitucionales concretas" con el fin de adecuar el texto "a las necesidades que traigan los tiempos" y así evitar que sufra "obsolescencias". Su planteamiento, en suma, fue que los grupos parlamentarios discutan ya los eventuales retoques a introducir en la Carta Magna, de modo que los cambios estén "teóricamente a punto" para ser aprobados "en el momento en que el juego político lo permita".

CON LOS NACIONALISTAS

Mientras el Gobierno de Aznar se dispone a impugnar ante el Tribunal Constitucional los primeros pasos del plan soberanista del lendakari, Juan José Ibarretxe, Fraga apuntó ayer que esos retoques deberían introducirse en la Carta Magna de común acuerdo con las fuerzas nacionalistas. Se trataría, a su juicio, de que tales "enmiendas" concitaran un "consenso virtual" o, "si es posible, un consenso real, o sea unánime, con los nacionalistas".

La reforma constitucional que propugna Fraga incluiría una revisión "con urgencia" del Senado, que en su opinión debe "transformarse en una verdadera cámara de representación territorial" y recoger "las legítimas aspiraciones de todos los territorios del Estado". Aspiraciones que enmarcó en el artículo 2 de la Constitución, que distingue entre "nacionalidades y regiones".

Concluyó Fraga que en este momento, el terrorismo de ETA "inhibe" esta reforma, pero también advirtió de que la violencia "no puede detener" este proceso, "sino acicatearlo".