El presidente del Congreso, Manuel Marín, entonó ayer un mea culpa colectivo y pidió disculpas a los ciudadanos por el comportamiento de los diputados implicados en el altercado del pasado miércoles, al término del debate de la Diputación Permanente. Marín realizó una declaración institucional en la que reclamó que la cordura y el respeto vuelvan a imperar en el Parlamento en septiembre, en el nuevo periodo de sesiones. Pero los protagonistas, el conservador Rafael Hernando y el portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, se acusaron mutuamente de haber generado el incidente.

COGIDO DE LA CHAQUETA El miércoles, Marín puso fin al debate de la Diputación Permanente para evitar que el PP siguiera desobedeciéndole por orden de su portavoz, Eduardo Zaplana, que le retó a echarle de la sala. Al concluir, Hernando quiso agredir a Rubalcaba, pero lo evitaron Zaplana y Angel Acebes agarrándole de la chaqueta. El diputado del PP exigió al portavoz socialista que le pidiera perdón por acusarle de fingir su dolor por las muertes del incendio de Guadalajara. Hernando reconoció ayer que se había "acalorado", pero insistió en que su actitud fue sincera porque es amigo del padre de uno de los fallecidos en el siniestro.

Rubalcaba le replicó que, como muestran las imágenes de televisión, él hizo un reproche genérico al PP por haber querido forzar la expulsión de su diputado José Ignacio Echániz, que desobedeció a Marín cuando le indicó que había terminado su turno de palabra.

"Cuando vi que Hernando se dirigía hacia mí con un grado evidente de excitación, di media vuelta y me fui; ni siquiera sé si quiso agredirme, aunque luego lo he visto por televisión", dijo Rubalcaba, quien pidió su dimisión con estas palabras: "Hay comportamientos agresivos incompatibles con ser diputado". En su opinión, la actitud del PP se debe a que no ha asumido la derrota electoral del 14-M, y a que sus diputados "dirimen sus diferencias discutiendo quién es más duro y provoca mayor crispación contra el PSOE".

REUNION DEL GRUPO POPULAR Mariano Rajoy, que presidió la reunión de su grupo parlamentario, achacó al PSOE "comportamientos chavistas, broncos y maleducados". El líder popular dijo que si la vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, no da explicaciones, pedirá la comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero. También explicó que su partido ejercerá en septiembre una oposición centrada en la lucha antiterrorista, el modelo de Estado, la economía y la reforma educativa "tan dura como lo exija la acción del Gobierno".

Por su parte, el presidente de los populares catalanes, Josep Piqué, volvió a expresar su opinión sobre la línea que debería seguir el PP. Piqué defendió que su partido no debe conformarse con el respaldo de la derecha si quiere conseguir los "11 millones de votantes necesarios para gobernar". Así, llamó a trabajar "por un clima político similar al del año 2000" de forma que el PP pueda "ganar el centro" y abrirse a "una mayoría de jóvenes" que no les votaron el pasado 14-M.