Tras casi seis meses de absentismo, Pasqual Maragall asistió ayer a la reunión de la ejecutiva del PSC con un único objetivo: anunciar oficialmente su dimisión como presidente del partido. Una decisión que fraguó a mediados del 2006, a la vez que decidía no repetir como candidato tras constatar que no contaba con el respaldo ni de José Luis Rodríguez Zapatero ni el de su propio partido.

La semana pasada, José Montilla y su antecesor al frente de la Generalitat decidieron que la mejor manera de oficializar la despedida presidencial sería la celebración de una reunión extraordinaria de la comisión ejecutiva del partido.

Así fue. Maragall se despidió de sus compañeros con un discurso en el que dejó constancia de que "sigue contando" con el PSC y de que el partido puede "seguir contando" con él. El expresidente de la Generalitat fue crítico con Zapatero, a quien recriminó su actitud en todo el proceso de elaboración del nuevo Estatut. Especialmente, en la fase final, con su acuerdo con el líder de CiU, Artur Mas.

Tras su intervención, y en medio de los aplausos de sus compañeros, Maragall abandonó emocionado la sede central del PSC, convertido en "un socialista de base".