"No se arrodillará". Así de tajante se mostró ayer un miembro del Gobierno catalán a la hora de describir la reacción del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, ante el ultimátum de CiU, que le exige una segunda rectificación por haber insinuado el supuesto cobro de comisiones ilegales por parte del Ejecutivo nacionalista, para retirar la presentación de una querella por injurias y calumnias. La federación fue incluso más allá, y a las acciones judiciales añadió la posibilidad de presentar una moción de censura. El PPC, que ya ha pedido la dimisión de Maragall, no se quedó atrás, y reclamó directamente elecciones.

La escalada de tensión entre el tripartito y la oposición fue así en aumento. Salvo Iniciativa, ninguna parte dio muestras de querer reconducir la situación. Al contrario. Tanto en el equipo del president como en el PSC se considera que Maragall ya hizo, en el pleno, el "gesto" que reclama el líder de la federación nacionalista, Artur Mas. En el Gobierno catalán se señala que, después de haber retirado su insinuación --"ustedes tienen un problema que se llama 3%", en alusión al supuesto porcentaje del coste de la obra que pedía el Gobierno de CiU a los constructores--, Maragall no tiene por qué volver a disculparse.

De hecho, algunos de sus colaboradores piensan que, una vez lanzada la acusación en el pleno, era innecesario dar marcha atrás. En cambio, CiU ha juzgado insuficiente una rectificación hecha bajo el argumento de salvar el diálogo para elaborar el nuevo Estatuto catalán. La federación ha exigido una disculpa por la acusación en sí misma.

REACCION "DESMESURADA" Los socialistas ya calificaban de "desmesurada" esta reacción antes de conocer las declaraciones del portavoz de CiU en el Parlamento catalán, Felip Puig. Este afirmó, en declaraciones a TV-3, que si no se produce una rectificación pública de Maragall su grupo baraja impulsar una "moción de censura" o medidas como sumarse a la petición de dimisión formulada por el PPC.

Pero quien mentó lo que en algunos despachos de la Generalitat ya se ha puesto sobre la mesa fue el presidente de los populares catalanes, Josep Piqué, que emplazó al president a convocar elecciones anticipadas.