Un Ejecutivo catalán "estable, sin extremismos" y que "por primera vez no confundirá país y partido". El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, formuló ayer esta triple promesa al comparecer en el Parlamento autonómico para presentar el nuevo Gobierno en el primer pleno ordinario de la nueva legislatura.

Maragall tuvo un estreno poco plácido en la Cámara. La mayor tensión en el debate la propició el líder del grupo de CiU, Artur Mas, que le acusó de presidir un Ejecutivo ocupado sólo "en repartir cargos".

En una breve comparecencia de 15 minutos, el dirigente catalán esbozó algunas novedades de su Gobierno. Destacó la "nítida" distribución de funciones entre presidente y consejero jefe y admitió que el organigrama se deberá "limar" porque las consejerías han "heredado la nomenclatura" del anterior Ejecutivo.

Mas calificó de "escandaloso" que el organigrama no sea definitivo cuando "han tenido años para dibujarlo". Su acusación de que el tripartito sólo está ocupado "en repartir cargos" encendió al líder de ERC y consejero jefe, Josep Lluís Carod-Rovira, en quien Maragall delegó las respuestas a los grupos. "¡Si ustedes son los representantes de la ONG Cargos Sin Fronteras!", clamó.

RESPUESTA AL ATAQUE DE MAS Carod reiteró que existe "preocupación" por las finanzas de la Generalitat y anunció auditorías para conocer en detalle la deuda y los gastos ya comprometidos.

El popular Josep Piqué reprochó a Maragall que no hubiera "dado la cara" delegando en el republicano Carod y calificó las explicaciones del dirigente socialista de "paripé" sin contenido.

Paralelamente, el nuevo Gobierno aprobó unas primeras medidas entre las cuales figura un decreto que propone negociar con el Estado el rescate de las autopistas de peaje catalanas. Además, Carod-Rovira confirmó que será necesario prorrogar provisionalmente los presupuestos de la Generalitat, dada la imposibilidad de elaborar unos nuevos antes de fin de año.