Esquerra, salvo inesperados nuevos loopings de la política catalana, ya no será partido de gobierno el 18 de junio, fecha en la que está previsto celebrar el referendo del Estatuto catalán. Lo han acordado el primer secretario del PSC, José Montilla, y Pasqual Maragall. Lo aseguran fuentes socialistas y, entre líneas, lo insinuó ayer el propio president en el Parlamento autonómico, a donde fue para dar cuenta de la última reestructuración del tripartito, controvertida por la entrada en el Ejecutivo del polémico Xavier Vendrell, el cobrador de los pagos a Esquerra.

Apenas se habló ayer en el Parlamento catalán del caso Vendrell , y mucho del enredo ocasionado por la decisión de Esquerra de votar no al Estatuto. La exposición de Maragall, sin embargo, fue críptica, casi enigmática. El día era inoportuno. De ERC depende aún que mañana, en el Senado, el proyecto estatutario supere su último trámite antes del referendo. Una abstención de los cuatro senadores republicanos puede bastar. Esa votación, que tendrá como preludio un discurso del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, iniciará una cadena de incierto final.

"Una vez aprobado el proyecto de reforma en el Senado, convocaré a los líderes de las fuerzas políticas que dan apoyo al Govern para garantizar que la presencia de posiciones diversas en el seno del Ejecutivo no perjudicará el objetivo de aprobar el Estatut", avisó ayer Maragall. "El Govern estará a favor del Estatut, comprometido en las más amplia victoria posible del ", remachó. Vino a decir que de los pasos de los republicanos depende su futuro como partido de gobierno. Si uno de esos pasos "perjudica la aprobación del Estatut", Maragall prometió que "de forma inmediata" tomará las decisiones oportunas.

La ejecutiva de los socialistas catalanes, reunida con carácter extraordinario, llegó a la conclusión de que el rechazo de ERC al Estatuto pone en peligro el resultado del referendo. Por un lado, porque aumenta el número de votantes del no que hasta ahora solo defendían el PP y pequeños grupos independentistas y, por el otro, porque genera confusión y desilusión entre los ciudadanos con el consiguiente fomento del abstencionismo.

En ERC, la calma define los ánimos. Su líder, Josep Lluís Carod-Rovira, dijo ayer que su partido está preparado para unas elecciones anticipadas.