La plana mayor de la política catalana aprovechó ayer la comparecencia de Pasqual Maragall en el Parlamento autonómico (el motivo, al que poca atención se prestó, fue la última reestructuración del Gobierno catalán) para lanzarse a un debate sobre si las elecciones autonómicas es mejor celebrarlas en octubre o en noviembre. CiU, ERC, PP e ICV-EUiA pidieron que octubre sea el mes, e incluso Artur Mas amenazó con una moción de censura si no se cumplen sus demandas, pero el president , aunque dio a entender que serán en noviembre, mostró poco interés en el calendario y mucho en saldar cuentas. Al PSC le recordó, visto que tal vez prepara su relevo como candidato por José Montilla, que él jamás ha perdido en número de votos unas elecciones. Para sudor frío de sus compañeros de partido, Maragall pensó en voz alta. Lo hizo cuando analizó desde una nueva perspectiva la reunión de enero entre José Luis Rodríguez Zapatero y Artur Mas para dar luz verde al Estatuto catalán.

Joan Ridao (ERC) le dijo al president que en aquella cita se puso la semilla de la sociovergencia --"un auténtico desastre, porque se juntará lo peor de cada casa, la derecha y el españolismo"-- y que en consecuencia Zapatero y Mas decidieron "matar dos pájaros de un tiro": ERC y Maragall.

ERROR DE ESQUERRA En su respuesta, Maragall lamentó que tras aquel pacto de enero Esquerra "se equivocara" y "confundiera una astucia" de Zapatero con "un cambio estratégico" de alianzas. Profundizó en la idea. "En las encuestas el presidente Zapatero estaba totalmente atrapado y necesitaba distanciarse de lo que podríamos llamar el radicalismo nacionalista", recordó. Ante ese acoso --prosiguió Maragall-- Zapatero cayó en "la tendencia innata de los partidos españoles de confundir Cataluña con el nacionalismo catalán moderado". Todo fue pura "táctica" --concluyó--, pero ERC creyó que era una maniobra estratégica.