Un centenar de personas reivindicaron ayer en Rabat la "marroquinidad" de Ceuta y Melilla, así como del Sáhara Occidental, en una protesta que, finalmente, se restringió a la capital de Marruecos, pese a que estaba prevista una marcha hasta las ciudades autónomas.

El coordinador de la manifestación y secretario de las Juventudes del Partido Progreso y Socialismo, Driss Reduani, explicó que se ha decidido aplazar sine díe la marcha desde Fnideq (en el norte del país) hasta Ceuta para seguir con los "esfuerzos humanos y logísticos de preparación" del acto. Pese a ello, un grupo de personas se congregó ante la sede del Instituto Cervantes en Rabat para corear eslóganes en los que criticaron la actitud española hacia el Sáhara, en especial la del PP.

"CLIMA ADECUADO" La ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Trinidad Jiménez, evitó responder a las airadas críticas que ha suscitado el documento aprobado el pasado jueves en el Congreso español para condenar el asalto violento del Ejército marroquí al campamento saharaui de Gdeim Zeik, el 8 de de noviembre. Jiménez intentó calmar los ánimos y se mostró convencida de que Rabat, al igual que el Gobierno español, quiere mantener "un clima adecuado".

El PP, que el jueves votó junto al PSOE en favor del pueblo saharaui, fue menos cauto y su portavoz parlamentario, Gustavo de Arístegui, calificó de "reacción en caliente, exagerada, y desproporcionada", la decisión de la Cámara de Representantes de Marruecos de reevaluar las relaciones hispano-marroquís. Según De Arístegui, "lo primero que hay que hacer es respetar la soberanía de cada país, que en el caso de España reside en el Congreso".

El diputado conservador confió en que las aguas "vuelvan a su cauce" y "reine el buen sentido, la calma y la cordura, más allá de la tormenta del momento inmediato". También criticó al Ejecutivo español por su política exterior de los últimos siete años, caracterizada, según sus palabras, por "no reaccionar ante nada".