No se arrugó. La presidenta del PP en Euskadi, María San Gil, miró con desprecio al etarra Francisco Javier García Gaztelu, Txapote , tras declarar que pensó que era una "broma macabra" cuando vio, en enero de 1995, a un hombre disparar al concejal del PP en San Sebastián Gregorio Ordóñez.

San Gil era en esas fechas la secretaria de Ordóñez, un político de 36 años de edad que acababa de tener un hijo. La ahora dirigente del PP contó ante el tribunal que Ordóñez y los otros comensales decidieron, ese día, ir a almorzar al Bar La Cepa, donde ocuparon un reservado.

Los hombres estaban sentados de espaldas a la entrada y las mujeres de frente. "De pronto vi una pistola en su cabeza", narró San Gil. Y añadió: "La pistola se disparó, la cara de Gregorio cambió completamente, el asesino salió corriendo y yo fui tras él. A la salida se cayó y me paré cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo".

LOS HECHOS Ordóñez cayó hacia atrás tras el disparo mortal. Había recibido amenazas de ETA, pero la Consejería de Interior del País Vasco, según San Gil, no le había asignado un equipo de escoltas. "Era habitual que tomara medidas de seguridad, pero pensábamos que era imposible que viniera alguien a descerrajarte un tiro", subrayó. Por ello, al principio creyó que "era una broma macabra".

La dirigente popular, antes de abandonar la sala de vistas, mantuvo un cruce de miradas con el terrorista. El otro comensal, Enrique Villar, que declaró por videoconferencia por estar enfermo, afirmó que él no pudo ver al asesino porque estaba sentado junto al edil. "No le vi en ningún momento". También relató que Ordóñez salía "pocas veces a comer", y que ese día no tenían decidido el restaurante al que iban a acudir. La otra comensal ha fallecido recientemente.

El testigo de cargo de Txapote fue, una vez más, su compañero del comando Donosti Valentín Lasarte, quien le inculpó de ser el autor material de ese asesinato. A pesar de ello, Txapote no parece guardarle rencor, ya que mientras su antiguo compañero estaba en la sala prestó atención a su declaración y se levantó del banquillo para saludarle.

Antes, Txapote se negó a declarar. "No reconozco al tribunal y no quiero participar en este circo", explicó en euskera. García Gaztelu será entregado a Francia el 15 de diciembre para que termine de cumplir allí seis años de prisión. Luego volverá a las cárceles españolas, donde pasará otros 40 años al haber sido condenado por varios asesinatos.

El fiscal reclamó otros 30 años de cárcel contra él. También pidió a los jueces que le prohíban, cuando salga de la cárcel, acercarse durante 10 años al lugar de residencia de la familia Ordóñez. La fiscalía justificó su petición porque ETA comenzó con ese atentado una "campaña contra concejales". Al concluir el juicio, la viuda de Ordóñez, Ana Iribar, afirmó que esto no será suficiente mientras no haya libertad en el País Vasco y una sociedad "con vencedores y vencidos". Iribar pidió que el Código Penal garantice que "ninguna víctima quedará sin justicia y que ningún asesino quedará impune", así como que las penas se cumplirán íntegramente.