Manuel Marín echó ayer un cable al Gobierno, al abogar por la reforma constitucional tasada que promueve el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. "Amar la Constitución implica cuidarla y mejorarla", sostuvo el presidente del Congreso en el discurso institucional que pronunció en la recepción por el 26º aniversario de la Carta Magna. Por primera vez en 26 años, el Congreso acogió ayer los actos conmemorativos de la Constitución afrontando sin complejos el debate sobre la reforma constitucional, hasta ahora poco menos que un tabú.

La ayuda de Marín satisfizo a los socialistas, tras una tensa semana en la que el criterio del presidente de la Cámara obligó al PSOE a posponer la votación de la ley que reforma la designación de cargos del Poder Judicial. Marín definió la Carta Magna como un "punto de encuentro" entre los españoles, e insistió en que lo es a pesar de las diferencias ideológicas y de las peculiaridades territoriales. "Hemos ido construyendo entre todos un espacio de libertad, igualdad y bienestar, respetando la diversidad de nuestro país", relató.

La prueba del vigor del texto de 1978 la aportó Marín reproduciendo comentarios de los ciudadanos que han visitado el Parlamento en los dos días de puertas abiertas. El presidente del Congreso rememoró además a las 192 víctimas de la masacre del 11-M en Madrid, y pidió para ellas el máximo protagonismo en el día de la Constitución.

Ayer, el debate político pivotó en torno a los ejes de las reformas institucionales alentadas por el Gobierno. Tras el breve e institucional discurso de Marín, Zapatero mantuvo ayer un charla informal con un grupo de periodistas en el llamado Salón de los Pasos Perdidos. Allí encontró la oportunidad de enderezar el rumbo de un debate que no desea abortar, pero tampoco precipitar: el del impacto del nuevo Estatuto catalán sobre la reforma de la Constitución.

EL DEBATE El jefe del Gobierno describió como "una interesante aportación doctrinal" la propuesta de Pasqual Maragall de que Cataluña se defina como "comunidad nacional". Sin embargo, después de que el presidente de la Generalitat insistiera el pasado domingo en que este término debería figurar en la Constitución, ayer Zapatero remitió el debate a la reforma del Estatuto que se tramita en el Parlamento de Cataluña.

Ayer mismo, el líder del PP, Mariano Rajoy, se declaró "no partidario" de introducir la definición de Cataluña como "comunidad nacional" en la Constitución. Receloso ante este proceso, el presidente de los populares avisó también de que el PP vetará cualquier alteración de "la arquitectura esencial del modelo de Estado".