La autopsia practicada al capitán de navío Manuel Martín-Oar, fallecido en el atentado contra la sede de la ONU en Bagdad, confirmó ayer que la muerte se debió a "un shock hemorrágico postraumático" y se produjo "al final de la tarde-noche del día 19", según informó el Ministerio de Defensa. El atentado fue a las 16.40 horas.

El militar, por tanto, falleció poco después de la explosión, mientras que el Gobierno español sostenía que estaba herido, pero fuera de peligro. No fue hasta más de 16 horas después que EEUU informó de su muerte. El departamento del ministro Federico Trillo destacó ayer la coincidencia de los datos con el "informe forense norteamericano", en el que consta que sufrió "un trauma craneoencefálico en el parietal derecho".

RUEGO DE LA FAMILIA

Los restos del fallecido fueron incinerados ayer en Jerez de la Frontera. Sus familiares pidieron ayer en un comunicado que cesen las especulaciones sobre su muerte y agradeció al Gobierno el apoyo y el afecto que les ha prestado. La viuda, Emilia Ripoll, afirmó que "no fue abandonado en ningún momento, desde el principio fue atendido y murió cuando dormía" y dejó constancia de que su marido estaba "totalmente identificado con el Gobierno en este conflicto".

La familia agradece a la prensa "el trato y la atención" que les han dispensado, aunque solicitaron que se respete su intimidad. Dos de los hijos del militar reiteraron que su padre estaba "muy feliz" cuando se fue a Irak.