Más de 10.000 personas han visitado el monumento inaugurado ayer por los Reyes junto a la estación madrileña de Atocha en recuerdo de las víctimas del 11-M, en el primer día en que ha estado abierto al público, indicó a Efe Antonio Sánchez Escobar, gerente de Coordinación Territorial de Renfe Cercanías.

Un promedio de 1.000 a 1.200 personas por hora, en su mayoría de "mediana y tercera edad", acudieron a visitar el monumento desde su apertura a las diez de la mañana hasta su cierre a las 20.00 horas, apuntó Sánchez Escobar.

A las 18.30 horas de hoy, más de 250 personas guardaban cola ante la entrada, con una espera media estimada en "20 ó 25 minutos" para entrar en la cúpula, señaló el responsable de Renfe.

Sánchez Escobar explicó que el acceso ha de realizarse en grupos de 15, ya que la estabilidad de la membrana de plástico, que pende del cilindro y en la que están escritos cientos de dedicatorias, depende de la presión del recinto y es necesario que el público pase por unas compuertas estancas para no alterarla.

El interior de la cúpula tiene un aforo máximo de 200 personas, que en estos días "deben seguir el circuito marcado para agilizar la visita", pero que en un futuro podrán permanecer sentados y reflexionar en los asientos habilitados para ello, agregó.

Los primeros en visitar hoy el monumento, que se abrió al público unos minutos antes de las diez de la mañana, fueron un hombre de negocios que esperaba el AVE en la estación de Atocha y otro procedente de Ávila que había acudido a la capital ex profeso para visitar el monumento.

María del Pilar Benito, tía de una de las víctimas mortales de los atentados, opinó que el monumento le parecía estético y un "homenaje" y añadió que lo único que "menos le gusta es ver el nombre de su sobrino en la pared de la entrada".

Por su parte, Juan Moreno, de 70 años de edad y vecino de Carabanchel, declaró a Efe que "está bien" y confesó que, además del "recuerdo", lo que le había llevado a visitarlo fue la curiosidad, porque llevaba "meses esperando a ver cuál era el secreto que tenían guardado debajo de las lonas".

En la misma línea se pronunciaron dos religiosas, que afirmaron que es "el homenaje más grande que podrían haber hecho", y Shirley González, de nacionalidad venezolana y 31 años de edad, que aprovechó su visita a Madrid para visitar el monumento, que definió como "muy creativo".

Por el contrario, Beatriz García Valle, de 29 años, dijo que el monumento le gusta "por dentro, pero por fuera no", lo mismo que apuntó un hombre de unos 60 años que calificó el aspecto exterior del monumento como "cero patatero".