El médico Joaquín Latorre Martí, que examinó en el Hospital Clínico de Barcelona el cadáver del subinspector de policía por cuya muerte fue condenado y ejecutado en 1974 el anarquista Salvador Puig Antich, declaró ayer ante el Tribunal Supremo estar "seguro" de que el cuerpo del agente presentaba "al menos cinco orificios por impacto de bala" y no tres, como decía el informe de la autopsia. Días después de la muerte del policía, consideró que "se había tergiversado la realidad".

El testimonio de este facultativo avala la tesis de las hermanas del anarquista y su abogado, Sebastián Martínez Ramos, de que los disparos que mataron al policía Francisco Anguas el 25 de septiembre de 1973 no fueron efectuados por Puig Antich y que la muerte se produjo durante un tiroteo en el que participaron otros policías.