La financiación de los partidos políticos continúa siendo, aquí y en Sebastopol, una asignatura pendiente. En España todos, más o menos, se han pringado, aunque sólo el PSOE haya pagado por ello. Ha habido unanimidad y sigilo para aprobar que las Fundaciones de los partidos sigan fuera del control del Tribunal de Cuentas y se beneficien fiscalmente al ser entidades sin ánimo de lucro. Al fariseísmo de quienes culpan a los partidos por igual de todos los males, éstos contestan con miedo. La democracia o es transparente o no es.