Al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se le multiplican los frentes. ETA ha vuelto a las bombas. El PP no se aviene a acercar posturas frente al terrorismo. Y por si fuera poco, el ambiente en los cuarteles empieza a revolverse. Este malestar procede de las bases, que buscan mejoras laborales. Por primera vez, miles de guardias civiles han salido a la calle de uniforme para exigir derechos. Y cada vez es más frecuente que una asociación de militares critique las decisiones de Defensa.

La imagen dañó al Ejecutivo: 3.000 guardias de uniforme en la madrileña Puerta del Sol, el 20 de enero, pidiendo la desmilitarización del cuerpo y el reconocimiento de derechos, y acusando a Zapatero de incumplir sus promesas.

La respuesta del Gobierno no se hizo esperar. El director de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, expedientó el viernes a dos dirigentes de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). Uno de ellos explicó que los agentes nunca se manifestaron en la etapa de José María Aznar porque el PP nunca les había prometido nada, pero cuando el PSOE estaba en la oposición sí arropó sus demandas.

Agregó que diputados del PSOE dieron ruedas de prensa con la AUGC en las que se exigía la desmilitarización del cuerpo. El hoy ministro de Trabajo, Jesús Caldera, prometió que, con el PSOE, el cuerpo dejaría de ser militar. Según la AUGC, los socialistas infundieron unas esperanzas ahora "frustradas".

COMPROMISO DE INTERIOR Estos guardias civiles creen que ya no hay tiempo para que entren en vigor en esta legislatura dos promesas de Zapatero: la reforma del régimen disciplinario para eliminar el arresto y un estatuto que les permita asociarse.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, garantiza que ambas promesas se aprobarán esta legislatura. El ministerio afirma que el problema es que la AUGC pidió a sus militantes que votaran al PSOE asegurándoles que este partido acabaría con el régimen militar del cuerpo. "Y ahora sus bases les exigen resultados". Pero, según estas fuentes, el Gobierno nunca prometió la desmilitarización.

La estampa de los agentes con tricornio y el puño en alto no solo ha causado malestar en el Gobierno. El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, justo después de la manifestación de guardias, pidió a sus generales mano dura ante cualquier indisciplina. El líder de la Asociación Unificada de Militares (AUME), Juan Bravo, fue arrestado el jueves, en teoría por haber dado una rueda de prensa hace 10 meses sobre el accidente del Cougar en Afganistán. Pero AUME asegura que fue porque Bravo estuvo en la manifestación de Madrid y arengó a los agentes.

Defensa ha destinado 450 millones de euros para mejorar las retribuciones de los militares en el trienio 2006-2008, lo que supone un incremento medio de más del 7%. Pese a que las últimas subidas significativas datan de los años 80, AUME dice que más de 3.000 soldados han enviado cartas (Defensa dice que solo seis) de protesta por la falta de información sobre los complementos salariales. Fuentes oficiales niegan la mayor. Descartan que haya malestar y aducen que este lo alientan el PP y sus medios afines: "Se está removiendo un cesto que estaba tranquilo". El PP asegura que los militares están respondiendo a la "venta de humo" por parte del Gobierno. Mariano Rajoy ha enmarcado la protesta en un "preocupante proceso de degradación del aparato del Estado".