Cada vez que un presidente cambia la estructura de su Gobierno los funcionarios se echan a temblar: les espera una mudanza. Por lo general, su trabajo es el mismo si dependen de un subsecretario o de un ministro, pero cuando se crea un nuevo ministerio hay que buscarle una sede para darle cierto empaque. Por fortuna, el Estado dispone en Madrid de una cantidad ingente de edificios públicos, de modo que nunca hay un ministerio que se quede sin un techo que le dé cobijo.

Ayer Cristina Garmendia, titular de la nueva cartera de Ciencia e Innovación, inauguró su ministerio en el edificio hasta ahora ocupado por la Secretaría de Estado de Universidades e Innovación. En este caso, los funcionarios no tendrán que mudarse. En cambio, Beatriz Aído, ministra de Igualdad, se instaló en la sede de lo que en su día fue la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), en parte trasladada a Barcelona. Los funcionarios de Igualdad, procedentes de los ministerios de Trabajo y Asuntos Sociales, sí cambiarán el noble Paseo de la Castellana por la céntrica calle Alcalá.