Carme Chacón llevó ayer a cabo un viaje histórico, aunque su pretensión era transmitir toda la normalidad del mundo. El viaje supuso un hito porque no solo es la primera ministra de Defensa de la historia española, sino porque está en avanzado estado de gestación y en sus condiciones, los médicos no aconsejan vuelos prolongados, y mucho menos en aviones militares sin comodidades.

Pero la ministra tenía claro desde antes de tomar posesión que su primer gesto sería mostrar su apoyo a los militares que sufren más penalidades, aquellos que trabajan en Afganistán, donde se desarrolla la misión expuesta a más peligros. A- demás, contaba con el apoyo de su médico porque ha tenido un embarazo sin complicaciones y no sale de cuentas hasta junio.

Cómoda primera parte

El viaje que ayer tuvo repercusión en medios de comunicación de todo el mundo, comenzó a las 10 de la noche del viernes en la base aérea de Torrejón (Madrid). Las seis primeras horas se desarrollaron en un airbus de la fuerza aérea española, una aeronave en la que suelen volar los ministros y el presidente del Gobierno y cuenta con todas las comodidades posibles. Entre ellas un par de habitaciones individuales donde Chacón realizó parte del trayecto hasta Kuwait.

La ministra transmitió a los periodistas que la acompañaban su deseo de que trasladen a la sociedad que lo importante del viaje no es ella y su equipo, sino los soldados que se dejan la piel en Afganistán para intentar ayudar al Gobierno local a que este país abandone, definitivamente, la edad media en la que está inmerso. Según han contado sus antecesores, una visita a este país deja huella y es sin duda uno de sus cometidos que más les marcan. No obstante, la ministra, debido a su avanzado estado de gestación, no abandonó la base militar de Herat, por lo que no pudo conocer la realidad del país. Sus antecesores solían viajar hasta Qala-i- Naw, donde trabaja un equipo de reconstrucción y donde es más palpable la realidad del país, pero esta idea se desechó por motivos logísticos ya que el aterrizaje es más dificultoso tanto por seguridad como por limitaciones de la pista.

La segunda parte del viaje ya fue otro cantar. La ministra subió a bordo de un Hércules --un avión militar de transporte con detector de misiles, al que se le colocan unos cuantos asientos normales y el resto de la tripulación viaja en unas lonas que hacen de asiento corrido--, y pese al frío y las incomodidades fue buena parte del viaje dormida.

En la charla informal con la prensa, la ministra desmintió que hubiera planeado el viaje como respuesta a las críticas. Explicó que tanto su discurso en la toma de posesión como este viaje lo había planeado antes, ya que Zapatero le avisó hace días de su nombramiento como titular de Defensa. Además explicó que contaba con la autorización de su ginecólogo. Y además viajó acompañada de un equipo médico militar.

Dispuesta a ir al Líbano

La ministra afirmó que bajo ningún concepto pondría en riesgo la vida de su hijo, que se llamará Miquel. Dispuesta a viajar al Líbano en breve, Chacón se mostró convencida de que su agenda no levantará más críticas. Asimismo, aseguró que le gustaría comparecer en el Congreso en breve.

A su llegada a Herat, la ministra se enfrentó de nuevo a la tarea de pasar revista. Esta vez lo hizo con más seguridad que el pasado lunes. Al menos no se olvidó de mirar a los soldados. Fuentes militares destacaron que su nombramiento fue conocido en Afganistán al mismo tiempo que en España, pero que no generó las mismas críticas. La visita finalizó a las 14.30, hora española, seis horas después del aterrizaje. Sin hacer noche en ningún hotel, realizó otras 10 horas de vuelo.