El nuevo Gobierno catalán, presidido por el socialista José Montilla, está marcado por la continuidad de la etapa de Pasqual Maragall, la mayoría de cuyos principales consejeros siguen en el Ejecutivo. Y también por la escasa proporción de mujeres que hay en el Gabinete.

El Ejecutivo tripartito integra por primera vez en su seno a los máximos dirigentes orgánicos de las tres fuerzas políticas coligadas: Montilla (PSC), Joan Saura (ICV) y Josep Lluís Carod-Rovira y Joan Puigcercós (ERC). Esta circunstancia ayudará, según fuentes de la coalición, a evitar pugnas entre el Gobierno catalán y los partidos que lo sustentaban en la anterior legislatura, uno de los factores que contribuyeron a acabar con la primera estancia de la izquierda en la Generalitat catalana desde la guerra civil.

Junto a los hombres fuertes de los partidos y un par de consejeros de peso específico en el PSC (Antoni Castells y Joaquim Nadal), el Gabinete ofrece un perfil más gestor que político.

REPETIDORES Y NUEVOS Tras tomar el relevo de manos de Maragall, Montilla firmó ayer los decretos de creación, denominación y determinación de las competencias de las consejerías de su Ejecutivo, y nombró a los titulares de las mismas. De sus 14 consejeros, siete ya lo eran en el último Gobierno de Maragall: los socialistas Antoni Castells (que repite en Economía), Joaquim Nadal (que sigue en Política Territorial), Montserrat Tura (que pasa de Interior a Justicia) y Marina Geli (que continúa en Salud); los ecosocialistas Joan Saura (que añade Interior a su anterior cartera de Relaciones Institucionales) y Francesc Baltasar (que repite en Medio Ambiente), y el republicano Josep Huguet (que suma la educación universitaria a sus responsabilidades de industria, comercio y turismo).

Otro había pertenecido al primer Gabinete de Maragall (el republicano Josep Lluís Carod-Rovira, ahora vicepresidente). Y un noveno fue secretario del Gobierno catalán hasta el verano pasado (el socialista Ernest Maragall, hoy titular de Educación).

Las cinco caras nuevas de la orla gubernamental son las de los socialistas Joaquim Llena (Agricultura, Alimentación y Acción Rural) y Mar Serna (Trabajo), y las de los republicanos Joan Puigcercós (Gobernación y Administraciones Públicas), Joan Manuel Tresserras (Cultura y Medios de Comunicación) y Carme Capdevila (Acción Social y Cultural, antes Bienestar y Familia).

SIN PARIDAD Destaca en el nuevo Gobierno catalán la baja proporción de mujeres: cuatro de un total de 15 miembros incluyendo al presidente, lo que no alcanza el 27% de participación femenina. Solo los socialistas han aplicado criterios de paridad sexual: de las siete consejerías del PSC, tres están dirigidas por mujeres (43%). ERC tiene cinco departamentos, de los que solo ha confiado uno a una mujer (20%). Las dos consejerías de ICV-EUiA están a cargo de hombres. Y ninguna de las pocas consejeras de Montilla formará parte del núcleo de dirección política, integrado por el president , el vicepresidente y los consejeros Saura, Castells y Puigcercós.

Aunque Ernest Maragall fue el último de los consejeros en ser informado, fuentes de la dirección socialista aseguran que su elección no responde a la improvisación.

Montilla ha cambiado el nombre de ocho departamentos (dos por creación y seis por redenominación), y ha redistribuido diversas competencias entre las consejerías. Y se ha reservado atribuciones directas en materia de exteriores (las actuaciones y la representación de la Generalitat ante la UE y la delegación del Gobierno catalán en Madrid).

FUNCIONES DELIMITADAS La delimitación de las funciones del presidente y el vicepresidente establece que este sustituirá a aquel en caso de "ausencia o impedimento" para ejercer sus funciones. Montilla se queda con el control de las delegaciones en Madrid y Bruselas. Montilla reforzará la autoridad interna del president asumiendo directamente el área de Presidencia, la coordinación interdepartamental y el impulso de estrategias conjuntas de diversas consejerías. Carod-Rovira dirigirá desde la vicepresidencia la política exterior, la política lingüística, el deporte, asuntos religiosos y las delegaciones territoriales.