El presidente catalán, José Montilla, intentó presentar el espectacular avance del PSC el 9-M como un activo para el PSOE para ahuyentar fantasmas internos. "¿A qué socialista le puede incomodar que el PSC haya contribuido decisivamente a hacer posible la victoria socialista en España?", se preguntó. Y él mismo respondió que no cree que los "irritados" o "desconcertados" estén entre las filas socialistas, sino que se los imagina en CiU o el PP.