José Luis Rodríguez Zapatero viajó ayer a Barcelona consciente de los reproches que le habían preparado sus compañeros de Cataluña. Lo sabía, cosa que no implica que no le doliese, pero además el president y primer secretario del PSC, José Montilla, se lo confirmó en la reunión de casi media hora que mantuvieron antes de subir al escenario. Montilla le expresó su malestar tanto en privado como en público por la actitud del Gobierno central, especialmente en la lentitud en el desarrollo del Estatut y la propuesta de financiación que presentó la semana pasada el vicepresidente, Pedro Solbes. Y Zapatero, solo en privado, le replicó que hay que negociar y que el modelo final "no será ni todo lo que propone Solbes ni todo lo que pide Cataluña".

José Montilla puso ayer una pica en la historia del PSC. Nunca en los 30 años de vida del partido su líder se había dirigido en público al del PSOE como ayer lo hizo Montilla ante José Luis Rodríguez Zapatero. "José Luis, el PSC te quiere bien y mucho, pero aún quiere más a Cataluña", espetó el president. Y a renglón seguido advirtió al presidente del Ejecutivo central de que la Generalitat no firmará un acuerdo de financiación autonómica "a cualquier precio". Si el Gobierno catalán se ve obligado a plantarse, no dudará en hacerlo, y entonces los efectos serán muy perjudiciales para ambas partes, agregó Montilla, ahora con un inconfundible timbre de amenaza en la voz.

Montilla aguardaba con ganas la visita de Zapatero. La semana que terminaba había sido espinosa para el president . El jueves, apenas 24 horas antes de la apertura del cónclave del PSC, el Gobierno, por boca de Solbes, había echado un jarro de agua fría sobre las aspiraciones de la Generalitat en materia de financiación. Lo cual, a ojos de los socialistas catalanes, era doblemente inaceptable: primero y fundamental, por la propuesta financiera en sí misma, y segundo y circunstancial, por la inoportunidad del momento, justo a las puertas del congreso.

Pero Zapatero se enfrentó a los delegados del 11º congreso del PSC --que le ovacionaron, pero no tanto como en ocasiones anteriores--, y les recordó que su Gobierno ha sido el primero en publicar las balanzas fiscales y que esta información debe permitir abordar de manera "racional" el debate de la financiación. Se comprometió a que el nuevo modelo fuera mejor para Cataluña, pero advirtió de que debe garantizarse el principio de solidaridad. "No es necesario que nadie pierda", añadió.

Aunque no citó la alianza que el Gobierno catalán quiere impulsar junto al resto de comunidades perjudicadas por el actual sistema, Zapatero evidenció su rechazo a estos pactos de conveniencia. "Solo quienes ven el debate de la financiación como una competición y con rivalidad y división son los que no tienen una visión común. Podemos hacer que todos ganen", advirtió.

COMPROMISOS CON CATALUÑA El presidente, en su conversación a solas con Montilla, le recordó que, en su opinión, ha cumplido con Cataluña "como nadie". Minutos después, en la clausura del cónclave socialista, repasó los compromisos adoptados: la derogación del PHN; la defensa del catalán; la devolución de los papeles de Salamanca; la aprobación y desarrollo del Estatut; la Carta Municipal de Barcelona; el traslado de la CNMV; y ahora, la apuesta para que Barcelona sea la sede de la Unión del Mediterráneo.