Denís, un niño de tres años, se acercó al aeróbolo del escultor Martín Chirino, recién instalado en el lateral izquierdo del cuartel general del Ejército del Aire, en el madrileño barrio de Argüelles, y cuando miraba ese garabato de hierro oxidado, su mamá exclamó: "Ven Denís, mira el nombre de papá". El niño deletreó el nombre de su padre, Miguel Sánchez Alcázar, uno de los fallecidos en el accidente del Yak-42. Su madre comenzó a llorar a lágrima viva.

Esa fue una de las muchas escenas que se vivieron ayer en el homenaje que los Reyes Juan Carlos y Sofía, acompañados por los príncipes de Asturias y por las autoridades del Ministerio de Defensa y el alcalde de Madrid, tributaron a los familiares de los 124 militares muertos en misiones en el extranjero. Los nombres de todos ellos, incluido el del traductor bosnio Mirko Mikulcic, figuran a los pies del aeróbolo del dolor.

Disculpas de Alonso

En un discurso breve, emotivo y austero, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, pidió "perdón" a los familiares de los fallecidos "por el dolor que inevitablemente revivimos". Era la primera vez que un ministro pedía perdón. Los familiares de los muertos en el accidente del Yak-42 agradecieron especialmente ese gesto porque a la pérdida de sus seres queridos han tenido que sumar una dolorosa lucha hasta lograr la identificación de sus muertos.

Alonso añadió que no pretendía trasladarles el sentir de los siete ministros que han pasado desde el primer muerto --el capitán Rafael Salcedo en Guinea, hace casi 20 años-- ni de los gobiernos que se han sucedido sino, sobre todo, "la condolencia y el reconocimiento de los españoles y la gratitud de los países a los que ayudaban". El ministro habló de "consuelo y solidaridad" y destacó que la compañía ayuda mucho más que "todas esas palabras que tantas veces sobran ante quien, de pronto, se queda sin su hijo, sin su padre, sin su pareja, sin su amigo".

Los familiares de los 62 fallecidos en el Yak-42, a los que inicialmente se dedicó el monumento, se mostraron de acuerdo en ampliar el homenaje a todos los fallecidos en misiones de paz en los últimos 20 años. El más joven era el soldado de 20 años Iván Vázquez, y el más veterano, el contralmirante honorífico Manuel Martín-Oar, de 56 años. Sus nombres fueron leídos por los altavoces y figuran en el monumento.

Cuando los Reyes se colocaron ante las familias para dirigirles un "saludo colectivo", la abuela de Denís pidió al Rey que se acercara, momento que aprovechó Antonio García Royo para darle un disco con fotos de los momentos más duros que han pasado los familiares del Yak-42. "Para que sepa lo que hemos sufrido", dijo.