La primera visita oficial de Evo Morales empezó torcida, con un mitin el domingo en Leganés (Madrid), en el que el espíritu populista del líder suramericano le llevó a exigir la regularización de los 150.000 bolivianos sin papeles que se calcula que viven en España. Ayer, en cambio, después de haberse entrevistado en las 48 horas anteriores con empresarios, el Rey y José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente de Bolivia agradeció la regularización de los otros 100.000 ciudadanos que viven legalmente en el país. Ambos dirigentes firmaron un acuerdo que condona a Bolivia la deuda de 60 millones de euros y otro que garantiza el voto de los emigrantes de los dos países en las municipales.

"Los 100.000 bolivianos regularizados son una cifra récord que ni siquiera se ha dado en Latinoamérica", señaló Morales. El presidente suramericano no solo se mostró agradecido por el esfuerzo del Gobierno en este ámbito. Además, destacó la ayuda en cooperación, que este año sumará 70 millones. "Sin pedir nada a cambio, estamos contribuyendo al progreso de Bolivia", afirmó Zapatero, que también dijo que ese monto es tan elevado porque Morales "trabaja en favor de los desfavorecidos".

En ese momento, Zapatero aprovechó para decir que las empresas españolas también están contribuyendo en "el desarrollo de Bolivia", y reclamó que el país andino dé garantías legales.

Si el lunes Morales, en un lapsus, se refirió a Miguel Angel Moratinos como "el canciller de la República de España", ayer protagonizó otro momento políticamente incorrecto, aunque esta vez conscientemente. El presidente boliviano dijo sentirse "sorprendido" por la acogida de los empresarios y las autoridades y, para mostrar su entusiasmo, añadió: "Nunca había pensado cenar en el Palacio Real, antes un centro de decisiones políticas para invadir y ahora un centro para recibir al invadido".

Fuentes de la Moncloa explicaron otra anécdota. Zapatero, culé confeso, regaló una camiseta del Real Madrid a Morales con el 10 y el nombre de "Evo".