El presidente electo de Bolivia, Evo Morales, dejó ayer bien claro que no peligra el futuro de la petrolera hispano-argentina Repsol YPF, al igual que el del resto de empresas españolas establecidas en el país andino. El mandatario insistió en su mensaje tranquilizador para los inversores españoles y aseguró que no tienen nada que temer, ya que sólo piensa tomar medidas contra las empresas que él llama "contrabandistas" porque "no pagan impuestos ni cumplen con las leyes bolivianas".

Morales, que concluyó ayer su estancia en España, afirmó sentirse "muy contento" de su visita y agradeció el "respeto" que ha percibido del Gobierno español pese a que, se disculpó, no entiende de protocolo.

El líder boliviano anunció que la primera medida que adoptará será "refundar" su país con la participación de los indígenas para superar el estado colonial. Además, pretende reformar el sistema judicial para impedir que "siga dependiendo de la política partidaria" y emprender cambios económicos "para acabar con el modelo neoliberal".

El mandatario, que agradeció al Gobierno español la decisión de condonar la deuda, también recordó que España "tiene una responsabilidad grande de invertir en Bolivia", ya sea mediante la cooperación o a través de créditos y programas.

COLABORACION SINDICAL Los dos últimos actos antes de volar hacia Bruselas consistieron en dos entrevistas con los dirigentes de UGT y CCOO, Cándido Méndez y José María Fidalgo, y con el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares. Durante el encuentro, los líderes sindicales ofrecieron al líder boliviano la colaboración de los sindicatos para "allanar" los obstáculos que puedan surgir con las empresas españolas instaladas en su país.

Méndez y Fidalgo felicitaron a Morales por su victoria electoral, que calificaron de "espléndido triunfo democrático sin precedentes". Tras la entrevista, Méndez destacó que la propuesta política del líder boliviano reúne dos valores: "la dignidad de un pueblo y la honestidad". Fidalgo admitió que la tarea que le espera a Morales es "muy complicada", y confió en su condición de sindicalista y en su responsabilidad para cumplir un programa "basado en la dignidad de los trabajadores y de los indígenas".

Llamazares, tras reunirse con el mandatario, reclamó que las empresas españolas con intereses en Bolivia respeten "la dignidad y la soberanía" del país andino y que tengan un compromiso "social y latinoamericano", que, probablemente, dijo, "antes no han tenido".