El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, fue nombrado hoy Ciudadano de Honor de Belgrado, en reconocimiento a su apoyo a las aspiraciones europeístas de Serbia y a la postura de España de no reconocer la independencia de Kosovo. Moratinos recibió hoy el título honorífico en un acto solemne en el Ayuntamiento de Belgrado, en un acto solemne en el Ayuntamiento de Belgrado, al que asistieron el presidente serbio, Boris Tadic, el ministro de Exteriores, Vuk Jeremic y otros varios titulares del gobierno serbio.

El alcalde de Belgrado, Dragan Djilas, destacó la contribución del ministro español a la posición de la capital serbia en el mundo. "Nunca he conocido a un ministro en el mundo que tanto ha abogado por Belgrado y Serbia", dijo por su parte Jeremic. "No puedo imaginar a nadie que antes que él pudiese recibir esta condecoración", añadió el jefe de la diplomacia serbia, y calificó a su colega español como "ángel protector de esta ciudad y el país".

Moratinos, que estuvo en Belgrado durante cuatro años en la década de 1980 como diplomático en la ex Yugoslavia, de la que Serbia formaba parte, reiteró el deseo de España de impulsar el progreso de los Balcanes occidentales hacia la UE, y dirigió también unas palabras de agradecimiento en idioma serbio. Previamente al acto solemne, Moratinos prometió en rueda de prensa, tras mantener una reunión con Jeremic, que España, que el 1 de enero de 2010 asumirá la presidencia de turno de la UE, hará todo para ayudar a Serbia en su vía de ingreso en la Unión Europea.

"Vamos a hacer todo lo necesario durante nuestra presidencia de la UE (...) para hacer realidad, hacer un proceso irreversible de la integración y la asociación de Serbia en la UE", dijo. Precisó que su país impulsará todos los instrumentos ya acordados y comprometidos de aplicación inmediata del acuerdo interino comercial con la UE, desbloqueado el pasado día 7, y la ratificación del Acuerdo de Estabilización y Asociación, que Serbia firmó con la UE en abril de 2008.

Moratinos apoyó las posiciones de Serbia y sus autoridades "en todos sus planteamientos internacional, regional y nacional". "El hecho de que España comparte y se identifique en las posiciones de Serbia es porque tanto Serbia como España defienden la legalidad internacional y defienden el diálogo y la cooperación como bases esenciales de la acción exterior del actual mundo que vivimos", dijo el ministro español.

España es uno de los cinco países de la UE -junto con Grecia, Chipre, Eslovaquia y Rumanía- que no reconoce la independencia que proclamó de forma unilateral en febrero de 2008 la mayoría albanesa de Kosovo. Serbia considera ese territorio como su provincia y ve su secesión como una violación del derecho internacional. La independencia unilateral de Kosovo fue reconocida hasta ahora por 63 países, entre ellos EEUU, pero no por Rusia, China, Brasil y otros. El pasado día 1 comenzó, a iniciativa de Serbia y con el apoyo de la ONU, ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en La Haya, un debate sobre la legalidad de la proclamación de esa independencia. "Vamos a esperar que la CIJ ponga el énfasis, lo que le corresponde, que es el respeto al derecho internacional y la legalidad internacional", dijo hoy Moratinos.

Serbia espera que una opinión de la CIJ en su favor abra la posibilidad de nuevas negociaciones sobre el estatus de Kosovo para que se llegue a una solución de compromiso. Moratinos recalcó que España y Serbia jamás han tenido un nivel tan elevado en sus relaciones bilaterales como el actual. "Creo que este fin de semana en Belgrado marcará un antes y un después de lo que es nuestros sueños, nuestras aspiraciones, para hacer nuestra amistad y nuestra cooperación un futuro todavía más próspero y más intenso entre nuestros ciudadanos y nuestros dos pueblos", indicó el jefe de la diplomacia española.

Por otro lado, estimó que el conflicto entre Macedonia y Grecia por el nombre de la antigua república yugoslava, debería "resolverse durante la presidencia española" de la UE. Atenas considera ese nombre exclusivo del helenismo y teme que su uso por parte de su vecino del norte pueda suponer pretensiones territoriales hacia la región homónima griega