Miguel Angel Moratinos dijo ayer que su segunda visita a Cuba se enmarca dentro de la "normalidad" en las relaciones con la isla, pese a que, de nuevo, volverá a marginar a la disidencia de su agenda oficial. El jefe de la diplomacia inició su estancia en el país enviando un mensaje al Partido Popular por sus críticas al viaje. En una declaración sin preguntas, el titular de Exteriores español recordó que numerosos jefes de Estado, presidentes y cancilleres de todo el mundo han visitado La Habana desde que él abrió "un nuevo camino, una nueva manera de fortalecer las relaciones" en abril del 2007, con su "controvertido" viaje.

En los últimos meses una decena de dirigentes latinoamericanos y europeos, así como altos funcionarios de la Comisión Europea, se han entrevistado con las autoridades cubanas.

LA DISIDENCIA, AL MARGEN Todos han seguido el patrón marcado por Moratinos en aquella ocasión: marginar a la disidencia para evitar el enfado del régimen. Sin embargo, la enviada de EEUU para reanudar el servicio postal entre los dos países sí se reunió con los opositores. Y no se descarta que el director general para Iberoamérica, Juan Carlos Sánchez, vea a algunos de los disidentes el martes, cuando Moratinos haya dejado la isla.

El ministro comenzó ayer su agenda con un recorrido por La Habana Vieja, donde comprobó "el peso que tiene España en este país", apuntó a los periodistas. Después se reunió con el arzobispo-cardenal de La Habana, Antonio Ortega, y con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez. Madrid quiere resolver varias cuestiones: siguen sin ser sustituidos los tres espías expulsados hace cuatro meses de Cuba, una medida que no ha sido replicada por el Ejecutivo español, y 200 empresas continúan sin poder repatriar sus beneficios (300 millones de dólares).

Hoy está previsto que Moratinos se entreviste también con el ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, y no se descarta que también lo reciban los hermanos Castro.