La negociación con la Administración de Estados Unidos para la acogida de presos del penal de Guantánamo fue larga, complicada y evidenció las diferentes sensibilidades en el seno del Ejecutivo sobre su viabilidad. Según la documentación filtrada por Wikileaks y publicada ayer por El País , el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, siempre fue reacio a la acogida y al final tuvo que acatar las órdenes del presidente José Luis Rodríguez Zapatero que, tras reunirse con el embajador norteamericano, Alan D. Solomont, ordenó que se agilizara la acogida de presos.

Los telegramas emitidos por la Embajada en Madrid en los dos últimos años revelan que EEUU ofreció 85.000 dólares por cada uno de los presos que España se había comprometido a acoger. Y presionó con múltiples reuniones del embajador con miembros del Gobierno para que España colaborara con EEUU en aras de lograr un mayor liderazgo dentro de la UE.

Al final, los presos empezaron a llegar. El primero, el palestino Walid Hijazi, el 24 de febrero. Luego, un yemení y, por último, un afgano. Que se sepa todavía quedan otros tres reclusos por llegar, aunque entre la documentación filtrada ya no hay referencias a este asunto.

Varios miembros del Gobierno desmintieron ayer haber cobrado dinero de la Administración norteamericana por acoger a los presos de Guantánamo. Tras la sesión de control al Ejecutivo en el Senado, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, dijo que era "absolutamente falso". Y añadió que "en ningún caso medió, ni siquiera hubo intención de que mediara precio alguno para acoger a presos". En términos similares se manifestó el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, quien comentó, además, que los documentos de Wikileaks son una información basada en valoraciones subjetivas que se permiten en entornos discretos y que ahora se "descontextualizan", lo que a su juicio afecta a todas sus interpretaciones.