Apesar de negar que los episodios de tensión vividos en los últimos días en la frontera de Melilla con Marruecos sean un "conflicto" o "crisis", el Gobierno sigue dándole gas a la ofensiva diplomática para reconstruir puentes con Rabat. Ayer se supo que el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, se sumará a la batería de encuentros para limar asperezas con el país norteafricano que el lunes pondrá en marcha el titular del Ministerio del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. El jefe de la diplomacia española se entrevistará a principios de septiembre con su homólogo Taieb Fasi-Fihri. La guinda de ese esfuerzo para estrechar lazos tras las denuncias de Rabat por el presunto comportamiento racista de los agentes españoles en el paso fronterizo de Beni-Enzar será el ya anunciado encuentro "informal", aún sin fecha ni lugar, de Juan Carlos y Mohamed VI.

TENSIONES "RECONDUCIDAS" Tres altos mandos de España han fijado visitas con dirigentes de Rabat en un espacio reducido de tiempo. Sin embargo, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, insistió ayer, tras el Consejo de Ministros, en que las tensiones están ya "reconducidas" desde "hace semanas" y que todas estas reuniones entran dentro de la agenda habitual de los contactos regulares entre ambos países. De la Vega recordó que el Rey y el monarca alauí se citaron por última vez "hace dos años" y que la cita de septiembre de los dos jefes de la diplomacia forma parte de la rutina de dos países que son "socios y amigos" y de dos ministros "que mantienen una relación muy intensa".

En cuanto a la visita de Rubalcaba el próximo lunes, la vicepresidenta aseguró que el objetivo primordial es "incrementar, aún más si cabe, la cooperación en materia de seguridad".

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se esmeró ayer en quitar hierro al rifirrafe fronterizo con Marruecos e hizo hincapié en que la polémica ya estaba resuelta incluso antes de la llamada del Rey a Mohamed VI, el 11 de agosto. Moratinos insistió, en declaraciones a la cadena SER, en que "hay que poner cada cosa en su lugar" y, por lo tanto, no puede calificarse de "crisis bilateral" el último "malentendido" vivido con el país vecino. El titular de Exteriores puso como ejemplo de auténtico conflicto entre dos países lo que ocurrió en marzo cuando Corea del Norte bombardeó y hundió un barco de Corea del Sur.

COMUNICACION TELEFONICA El ministro negó que tras los incidentes en Beni-Enzar se esconda una reivindicación soberanista de Marruecos sobre Ceuta y Melilla, y dijo que en el paso fronterizo hay una gran afluencia de personas y un intenso tráfico de productos y que por eso, "de vez en cuando, se producen fricciones", un hecho "normal" entre países vecinos, que mantienen una relación "muy sólida". Moratinos también defendió, ante las críticas del PP, la labor que ha realizado el Ejecutivo para zanjar la polémica. "Nuestra obligación es resolver los problemas y, más allá de la presencia física del Gobierno, los hemos resuelto", subrayó el ministro, quien aseguró también que ha estado en "contacto telefónico" con su homólogo marroquí.

POLITICA "OPORTUNISTA" Los dirigentes socialistas tacharon de "oportunista" la actuación del PP, con visita "desleal" a Melilla del expresidente José María Aznar incluida. "Es inaceptable que el PP quiera hacer política partidaria a costa de las relaciones entre Marruecos y España", afirmó De la Vega. La vicepresidenta añadió que las relaciones con Rabat son "prósperas y fructíferas" gracias a un "trabajo diplomático serio muy alejado del ardor guerrero" del Gobierno del PP.

"Si no ha habido conflicto, ¿por qué ha intervenido el Rey?", insistió ayer de nuevo el vicesecretario general de los conservadores, Esteban González Pons, quien consideró que acusar a Aznar de deslealtad es "dudar de la españolidad de Melilla".