Miles de ciudadanos, entre ellos destacados representantes políticos, se manifestaron ayer en Azpeitia (Guipúzcoa) en completo silencio para expresar su repulsa por el atentado contra el empresario Ignacio Uria. El lema de la pancarta, que era portada entre otras personas por dos hermanos y una hija del asesinado, era ETA kanpora (Fuera ETA).

La protesta fue organizada por las instituciones y la patronal vasca, y en ella participaron representantes políticos, encabezados por el lendakari Juan José Ibarretxe y las ministras Magdalena Alvarez (Fomento) y Cristina Garmendia (Ciencia e Innovación). También acudieron dirigentes como los socialistas Leire Pajín y Patxi López; los populares Soraya Sáez de Santamaría y Antonio Basagoiti; los nacionalistas Iñigo Urkullu y Joseba Egibar, así como líderes de EA, EB y Aralar.

En el funeral de cuerpo presente, Juan María Uriarte, obispo de San Sebastián, fue especialmente duro con ETA, y dio su apoyo a la familia y al proyecto del AVE vasco. Al término de la marcha, un periodista leyó un comunicado que trasladó la solidaridad de la sociedad "a todos los empresarios vascos". El acto se desarrolló frente al balcón municipal, en el que Iñaki Errazkin, alcalde de ANV, ordenó colocar la ikurriña a media asta y con crespón negro en señal de luto. Una amplia representación de la familia Uria quiso participar en el homenaje que el Parlamento vasco le rindió por la mañana. La hija menor de Ignacio, Jaione, estudiante de arquitectura, y el gerente de la empresa familiar, Fernando Lucas, colocaron la corona de flores ante la escultura de Cristina Iglesias, que recuerda a todas las víctimas del terrorismo.

Ibarretxe, los presidentes de todas las asociaciones de empresarios de Euskadi y los diputados asistieron conmovidos a la lectura de una declaración institucional por la presidenta, Izaskun Bilbao (PNV). En ella se clamó contra los que no rechazan la violencia. Los diputados de EHAK, que acudían a la sesión plenaria, ni siquiera se acercaron al homenaje.